El exagente de la Guardia Civil de Tráfico que vivía en Vilassar de Mar ha intentado, durante años, ocultar el espantoso crimen que cometió en Canarias y que acabó con la vida de su pareja, Loli (de unos 60 años), una mujer del Maresme. Ahora, después de años negando los hechos e intentando destruir todas las pruebas, incluyendo la desaparición del cuerpo de la mujer, Miguel Gallego Pousada ha confesado y ha explicado a la Policía Nacional parte del crimen y dónde abandonó el cuerpo de su mujer y madre de sus hijas. Desde que la competencia de tráfico pasó a manos de los Mossos d'Esquadra, y cuando se prejubiló, este hombre de 70 años se fue a vivir a Canarias con su mujer, aunque las hijas se quedaron en el Maresme. Fue allí donde hace cinco años, supuestamente, mató a su mujer después de una discusión en el piso donde vivían.

Se cree que el crimen tuvo lugar el 18 de abril de 2020, pero no ha sido hasta ahora que se le ha detenido, cuando se ha podido cerrar el círculo alrededor de Miguel Gallego, aunque ya era el sospechoso desde el primer momento. La investigación ha durado cinco años y el hombre no lo ha puesto nada fácil. Se inventó pruebas y esparció el cadáver, cortado en trozos de pocos centímetros, por toda la isla, al sur de Gran Canaria, durante dos días. Parte de su historia para evitar ser relacionado con el crimen de la mujer fue la falsificación de una carta en la que ella, supuestamente, pedía que no fuera buscada. La desaparición tuvo lugar durante el confinamiento por la Covid, lo que dificultó el trabajo policial y permitió al sospechoso moverse con discreción por la isla, descartando cualquier rastro hasta que los restos humanos encontrados estaban en un estado avanzado de descomposición.

Una nota falsa

Gallego no denunció la desaparición de su esposa hasta el 11 de marzo de 2021, casi un año después del crimen. Afirmó que habían discutido en marzo de 2020 y que, después de la agresión de su mujer, abandonó la casa con la intención de denunciarla, pero no lo hizo. Cuando volvió, supuso que la Loli había desaparecido voluntariamente, ya que en otras ocasiones lo había hecho. Según su versión, la mujer padecía depresión y había sido tratada en hospitales y centros de salud mental en Cataluña. La carta, sin embargo, resultó ser falsa. Tampoco se había podido encontrar ninguna prueba de que hubiera salido de la isla en avión.

Después de diversas sospechas y un análisis caligráfico de la nota que Gallego presentó como prueba, se demostró que la carta no había sido escrita por la víctima. Esto, junto con otras contradicciones del hombre, llevó a la detención del exguardia civil por la muerte violenta de su esposa. Después de declarar ante la policía española sobre los hechos, de pasar a disposición judicial y de haber ingresado en prisión, los investigadores siguen buscando restos del crimen y también trozos del cadáver de la mujer que él, supuestamente, esparció por la isla. Ya se han encontrado las herramientas que usó y, en una casa donde ahora vive otra persona, pero que se cree que fue el lugar donde se cometió el crimen, se han encontrado restos de sangre de la mujer en el baño, según fuentes de la investigación. Las búsquedas continúan para intentar localizar más trozos de la Loli.