Daniel, el bebé de 22 meses que desapareció el pasado miércoles con su abuelo en Huelva, ha muerto en el UCI del Hospital Virgen del Rocío de Sevilla después de cinco días luchando por su vida. Durante los últimos días el pequeño parecía evolucionar de manera positiva, e incluso estaba respondiendo a algunos estímulos.
El bebé y su abuelo desaparecieron el pasado 7 de diciembre en la localidad de Manzanilla, en Huelva. Los dos habían salido con el coche, pero no volvieron a casa y los familiares no sabían nada de ellos. Después de 24 horas de angustiosa búsqueda, unos vecinos de la próxima localidad de Villarrasa encontraron el vehículo estampado contra una valla. En el interior estaban abuelo y nieto, inconscientes.
Según declaró en su momento el alcalde de Manzanilla, Cristóbal Carrillo, el abuelo murió antes de que se le pudiera dar asistencia médica, y el niño fue trasladado de urgencia al hospital e ingresó en la UCI en estado muy grave. Daniel había entrado en coma por falta de oxígeno después de estar casi 18 horas encerrado en el coche. También presentaba claros síntomas de deshidratación e hipotermia, y cuando llegó al hospital los sanitarios comprobaron que su cerebro había dejado de funcionar.
El abuelo murió por causas naturales
La primera hipótesis que barajó la policía fue la del suicidio. Según la familia, Antonio había tenido problemas de salud mental y en alguna ocasión había dicho que se quitaría la vida. Sin embargo, la autopsia reveló que el abuelo, que era diabético, habría sufrido una bajada de azúcar y un consiguiente infarto. Aparentemente, el hombre había acudido a dos centros hospitalarios afligido por unas molestias, y como estaba a cargo de Daniel, se lo llevó con él. Tuvo que volver a casa sin recibir atención médica, sin embargo, puesto que las salas de urgencias de los dos centros estaban abarrotadas.
Durante el viaje de vuelta fue cuando sufrió un ataque de hipoglucemia y se desmayó, perdiendo el control del vehículo y chocando contra una valla. Después del rescate y al ingresar en el hospital, Daniel fue sometido a varias pruebas que no tuvieron resultados muy optimistas. Los médicos avisaron a los padres que la evolución del bebé durante el fin de semana sería crucial para poder determinar si sobrevivía y, en caso de hacerlo, cuál sería la gravedad de las secuelas.
Respondía a pequeños estímulos
El estado de Daniel parecía mejorar poco a poco, a pesar de que en ningún momento ha dejado de estar crítico. Este lunes el niño había empezado a responder a pequeños estímulos e incluso había realizado algún movimiento. Teniendo en cuenta esta evolución favorable, los médicos decidieron quitar la sedación por completo para ver cómo avanzaba. Continuaba, esto sí, con respiración asistida porque no le llegaba suficiente oxígeno en los pulmones si lo dejaban respirar sol. Su madre, muy afectada, ha declarado a los medios que está segura que "su abuelo ha estado con él, cogiéndolo de la mano y luchando con él hasta el final".