La investigación del caso del electricista que agredía sexualmente a menores de edad en un piso de Barcelona sigue en marcha. En la entrada judicial que se realizó en 2022 en su casa, en la calle Unió, el piso que utilizaba para concentrar encuentros sexuales con hombres para que agredieran sexualmente a los menores -la mayoría niños- y grabarlo, para luego venderlo en redes pedófilas, se recuperaron toneladas de material informático que, hasta ahora, aún no se ha podido analizar completamente. En el registro e intervención de los aparatos a Teófilo L. M., de 45 años y nacionalidad española, se intervinieron 2.000 conversaciones con contenido sexual -120 que constituyen delito-, con menores que quería captar y con hombres a los que ofrecía a los menores, pero también más de 250 vídeos. Cada vídeo, advierten los Mossos en los atestados de la causa, es una agresión sexual, una causa, un caso.

Entre los miles de archivos que se encontraron en el registro, muchos provenían de redes y habían sido descargados de internet, pero los analistas de los Mossos confirman que, de todas las imágenes, algunas muy fuertes y brutales, y que necesitan horas y horas de visualización, los investigadores pudieron saber que al menos 250 habían sido producidos por, supuestamente, Teófilo L. M.. Y esto abrió una investigación exponencial que, durante dos años, mantuvo ocupados a los Mossos d'Esquadra de la Unitat Central de Cibercrim de la policía catalana para poder identificar a los menores de edad que aparecían en las imágenes. La primera víctima no sabían quién era y no había denuncias -había menores vulnerables, pero también menores en situaciones normales, captados también por plataformas sociales- y, por tanto, identificarlos tampoco fue fácil.

Todavía hay algunos que no se han podido relacionar con los hechos. La filtración de las imágenes de la casa de la calle Unió, donde, supuestamente, este monstruo llevaba a los menores, se hizo con toda la intención del mundo: si alguien reconocía las imágenes, como víctima o por haber tenido acceso a imágenes concretas -otros investigadores policiales, por ejemplo-, poder sumar nuevos casos a esta causa, ahora ya convertida en macrocausa y con derivadas políticas. No hay que olvidar que la víctima cero, agredida sexualmente entre 2016 y 2022, desde los 12 años, estaba bajo la tutela de la Generalitat de Catalunya, a través de la DGAIA, y se escapaba del centro donde vivía, en L'Hospitalet de Llobregat, para ir a casa del agresor sexual, donde era abusada por él y por otros hombres.

Todavía no todas las víctimas han sido identificadas

Con la fuente original, el vídeo, los Mossos fueron reconstruyendo todas las agresiones sexuales. Tenían la piedra Rosetta que conectaba los vídeos: las 2.000 conversaciones de él con menores de edad. Algunos se pudieron localizar, pero no fue fácil. Algunas de las agresiones eran de 2016 y había que retroceder mucho. Además, los investigadores no querían revictimizar a los agredidos, y se quería reconstruir todas las agresiones, identificar a los menores y poner los hechos en conocimiento del juez que llevaba el caso para evitar que las víctimas tuvieran que declarar más de una vez. Que con un solo golpe, con toda la información ya ordenada, fuera suficiente.

Tampoco todos los agresores han sido identificados. En las diversas interlocutorias judiciales y los atestados policiales sí se puede poner nombre y apellidos a la mayoría de los hombres que participan en las agresiones sexuales -algunos aseguran que no sabían que las víctimas eran menores, y lo argumentan diciendo que aparecen en los vídeos con la cara descubierta, que si hubieran sabido que hacían cosas ilegales se habrían escondido-, pero aún quedan hombres por localizar. Entre los identificados hay hombres de 20 a 50 años. Algunos de ellos, casados, con hijos y pareja. Los Mossos, al igual que alertan de que todos podían ser víctimas, no solo menores vulnerables, de este monstruo, también han detectado que entre los agresores identificados -y que fueron arrestados en 2024- había también personas de todos los perfiles.