El asalto este viernes por la noche de tres domicilios en el barrio del Culubret de Figueres trae cola. Un grupo de entre 70 y 100 personas se desplazaron desde Girona, al barrio de la Font de la Pólvora, y atacaron tres pisos, hasta destrozarles, propiedad de la familia de Guillermo C.H., al principal sospechoso del tiroteo mortal de la verbena de Sant Joan. A pesar de que en un primer momento agentes de la policía local de Figueres y los Mossos d'Esquadra intentaron pararlos y se intentó mediar, los alborotadores, que querían vengar la muerte de dos personas, un hombre y una mujer, de 44 y 48 años, durante el enfrentamiento de la verbena de la semana pasada, finalmente pudieron acceder al barrio y llegaron hasta tres pisos, que asaltaron y trincharon. Los Mossos d'Esquadra, según ha revelado hoy el subjefe de la región de Girona, el intendente Xavier Domènech, optaron por no confrontarse con los violentos para evitar, según el mando policial, "malos mayores". Lo ha explicado, para sorpresa de mandos y agentes del cuerpo, en varias entrevistas este sábado a RAC1 y Catalunya Ràdio.
Según ha podido saber ElCaso.com, en el momento que se tuvo conocimiento de la salida del grupo de personas desde Girona y que iban hacia el barrio del Culubret, una zona de control de familias de etnia gitana, se activaron recursos de orden público de la policía catalana, que hicieron llegar a Figueres equipos del Área Regional de Recursos Operativos (ARRO), primero, y de la Brigada Móvil (Brimo), después, sin embargo, se decidió no actuar. Cuando la situación todavía estaba bajo control, con agentes de la policía de Figueres al lugar, llegó a la ciudad el refuerzo de orden público, pero los mandos de la región, con el mismo intendente Xavier Domènech en su sitio, decidieron detener la actuación y dejar hacer.
"Con la fuerza que teníamos en aquel momento se les podía intentar parar, pero se habría tenido que utilizar una fuerza excesiva para pararlos, pero contenerlos habría sido muy difícil. No podemos crear uno mal más grave de lo que queremos evitar", ha aceptado, confirmando las informaciones de ElCaso.com, el intendente en las entrevistas de esta mañana. El subjefe de la región ha aceptado que se tenía bastante para actuar, y se podría haber intentado hacerlo, pero se tendría que haber hecho uso de "bastante excesiva" y se decidió dejarlos avanzar de manera salvaje por el barrio y que reventaran tres pisos. Xavier Domènech también ha asegurado que los pisos que querían destrozar, que, por lo tanto, sabían cuáles eran, estaban deshabitados, y que no había peligro de causar lesiones a personas.
Alborotadores descontrolados
El intendente ha aceptado que llegaron a mediar con los alborotadores, pero que no consiguieron hacerles desistir de su actitud. Los coches quedaron fuera del barrio y a pie accedieron a la zona del Culubret y accedieron a los tres pisos, donde destrozaron las puertas y también el mobiliario interior. Los violentos aseguraron a la policía que no harían ningún incendio. De las declaraciones del intendente, sorprende también la explicación de los hechos y del ataque organizado: "Lo que querían era restablecer su orgullo dentro de su ley, no permitir que las viviendas del clan contrario siguieran como estaban". "Era una cuestión más de honor suyo y de orgullo, era más una teatralización que la acción en sí misma", ha insistido el subjefe de la región policial de Girona en RAC1.
El mismo intendente también se ha aventurado a asegurar que los hechos de este viernes por la noche quedarán en nada, explicando que nadie denunciará los hechos por "daños o amenazas", si bien, aunque no lo ha dicho, la violación de un domicilio es un delito público, que no hace falta la denuncia de los afectados, y que, por lo tanto, se podría perseguir igualmente. Habrá que ver si los Mossos y la autoridad judicial así lo ordenan. La policía catalana tiene identificadas personas y vehículos y abiertas diligencias policiales que se enviarán al juez.
La Font de la Pólvora, nunca vista
El intendente Xavier Domènech ha asegurado que nunca había visto tanta violencia en el barrio de la Font de la Pólvora, epicentro de esta guerra civil gitana, y hace más de 26 años que hace de policía. "La gente marcha con las maletas porque tiene miedo de que venga un bando con armas de fuego", ha alertado al intendente, de que ha reconocido que es fácil criminalizar este barrio porque vive allí gente que delinque con el tráfico de drogas, pero la gran mayoría, ha dicho, "son personas honradas".
El alcalde de Figueres pide parar políticas "buenistas"
Más allá de estas declaraciones de los Mossos, que han confirmado, una vez más, que en algunos lugares del país se ha perdido el principio de autoridad y que la policía está superada, el alcalde de Figueres, Jordi Masquef, ha denunciado que hace años que la ciudad sufre las consecuencias de un colectivo "que se toma la ley por su cuenta, fuera del marco legal" por la cual se rige el resto de la sociedad, haciendo referencia a la comunidad gitana que vive en Sant Joan y Culubret, en Figueres. En un mensaje en X, antiguo Twitter, Masquef ha pedido acabar con "políticas buenistas que no nos llevan a ningún sitio". "La ley tiene que ser igual para todo el mundo y a todos los barrios de la ciudad, y no nos cansaremos de recordarlo", ha añadido el alcalde de Junts.