Ni rastro, de momento, del cuerpo de Evi Rauter, conocida como "la noia de Portbou", que desde hace un par de días se busca en el cementerio de Figueres, donde debería estar enterrado. Por ahora no ha aparecido en la zona de la fosa común donde se cree que hace años fue enterrado, después de ser exhumado del nicho público donde fue depositado cuando murió. La normativa municipal así lo estipula: después de algunos años, los restos de aquellas personas que no tienen un nicho o no pagan las tasas son trasladados a la fosa común. Así lo hicieron con el cuerpo de la noia de Portbou, Evi Rauter, cuando todavía nadie sabía quién era. El cuerpo apareció en septiembre de 1990 colgado de un pino en Portbou. Primero se pudo llegar a identificar, gracias a la investigación y tenacidad de la periodista Tura Soler, del diario El Punt Avui, y ahora se quiere aclarar cómo murió. La Guardia Civil, quien investigó el caso en ese momento, lo da por cerrado, con la identificación y también al creer que se trata de un suicidio, pero la fiscalía italiana, de donde era la chica, ha pedido reabrir la investigación.

Desde hace dos días, un dispositivo de la Guardia Urbana de Figueres clausura el cementerio municipal de la capital del Alt Empordà mientras se realizan las tareas de búsqueda del cuerpo, que, hasta ahora, y según han explicado algunos de los participantes a ElCaso.com, no se ha podido encontrar. Se ha excavado la zona donde se creía que podía estar, pero, de momento, sin suerte. El forense Narcís Bardalet, los técnicos municipales, los miembros de la policía científica de la Guardia Civil y el arqueólogo Ot Ordeig han coordinado el operativo con la esperanza de encontrar el cuerpo de la chica, que debía estar en una caja y también envuelto con una bolsa blanca.

La Guardia Civil avisa a Bardalet

Esa era la confianza que tenía Bardalet. Aun así, los mismos agentes de la Guardia Civil, sabiendo cómo se realizan estas operaciones de traslados de restos óseos, y más cuando no tienen ni nombre, avisaban que era más que posible que el traslado se hubiera hecho del nicho a la fosa común solo moviendo los huesos, mezclándolos con otros cuerpos. Sea como sea, los restos de Evi Rauter todavía no han aparecido y, si no hay un giro de guion, todo hace pensar que será muy complicado recuperarlos. La investigación que está instigando la hermana de Rauter, para intentar cerrar este episodio, seguirá con la revisión de la documentación del cementerio, por si puede aportar algún tipo de información nueva que permita excavar en algún otro punto para intentar encontrar el cadáver. El desánimo, sin embargo, este jueves por la noche, se había apoderado del equipo que intenta encontrar a la noia de Portbou. Este viernes se cerrará el operativo y está previsto que la Guardia Urbana de Figueres reabra el cementerio este fin de semana.

Han pasado 34 años desde el descubrimiento del cuerpo de Rauter y más de dos desde la confirmación oficial de su identidad. Aunque la familia había pedido la exhumación al juzgado de instrucción número 1, este se desentendió de la causa alegando que no tenía competencia para actuar en un recinto municipal. Si se consigue encontrar el cuerpo se podrán realizar las pruebas de ADN que no se hicieron en su momento, para confirmar al 100% que es la chica que durante años fue una No Name, un cadáver que nadie sabía quién era, que nadie reclamaba. Ahora tiene nombre, pero está desaparecido. Un capítulo más del misterio que siempre ha rodeado la muerte de la chica y que abre, de nuevo, todo tipo de teorías de la conspiración.