Pasan los días y sigue sin haber ningún rastro de Matthew Chapman, el chico británico de 24 años desaparecido misteriosamente en Tossa de Mar (Girona). La familia del joven, residente en Manchester, denunció la desaparición el pasado 30 de abril y los investigadores del Reino Unido le pudieron seguir la pista hasta Catalunya. A través de la Interpol, el pasado 21 de mayo, se alertó de la situación a los Mossos d'Esquadra, que junto con Bombers y Policía Local de Tossa de Mar, establecieron un dispositivo de búsqueda para intentar localizarlo, pero no hubo éxito. Lo que sí que se encontró fue su furgoneta abandonada desde hacía días, con la cual había viajado desde el Reino Unido hasta Tossa de Mar, con un paso por Portugal, tal como ha podido saber ElCaso.com.

En furgoneta de Manchester a Tossa de Mar

El joven de 24 años fue visto por última vez por su familia en torno a las cinco de la tarde del 30 de abril y desde entonces ni familiares ni amigos han tenido ninguna noticia suya. Aquel mismo día, según ha podido saber ElCaso.com, cruzó el Eurotúnel con un billete que había comprado con su teléfono móvil y al día siguiente, 1 de mayo, llegó a Francia. El rastreo de los dos teléfonos móviles que tenía la víctima permitieron ubicarlo tanto en España como en Portugal entre el 2 y el 4 de mayo, hasta que el rastro se le acabó perdiendo en Tossa de Mar, donde se encontró su furgoneta abandonada en un mirador de camino de Sant Feliu de Guíxols.

Los Mossos d'Esquadra han abierto una investigación para aclarar la desaparición y han intervenido la furgoneta para inspeccionarla y buscar algún posible rastro del chico de 24 años. Ahora mismo se mantienen todas las hipótesis abiertas, aunque una de las que tiene más opciones es la del posible suicidio, ya que el joven tenía antecedentes de episodios con problemas de salud mental en los que, precisamente, también se había marchado hasta Portugal. Se tiene constancia que, bajo situaciones de estrés, se había llegado a autolesionar y que actualmente tenía problemas económicos y no podía hacer frente a los gastos de una empresa de limpieza de coches de la que era el propietario.