Dos clanes enfrentados desde 2014, con una guerra que ha dejado más de sesenta muertos, que este martes llegó, en forma de extrema violencia, con una ejecución a plena luz del día, en Barcelona, en el centro de la capital de Catalunya. Una decena de disparos, uno de ellos certero en la cabeza, acabaron con la vida de Filipu Knežević, un hombre de 36 años, nacido en Montenegro y considerado uno de los sicarios del clan de los Kavački, uno de los dos clanes del tráfico internacional de cocaína de Kotor, en los Balcanes, que están enfrentados desde 2014, cuando en el País Valencià se perdió un cargamento de 200 kilos de droga que debía llegar al puerto de València.
Desde entonces, los enfrentamientos entre los Kavački y los Škaljari —que antes de eso eran los mismos, socios y amigos, y cuyos nombres provienen de dos asentamientos separados por una pequeña colina en el pueblo de Kotor— han dejado un reguero de sangre por toda Europa, con asesinatos a plena luz del día, ejecuciones para marcar territorio y eliminar a quienes molestan o tienen alguna deuda pendiente. No solo personas directamente relacionadas con los dos clanes, también familiares, periodistas o personas cercanas. Pero el crimen de la calle Consell de Cent, que todavía se está investigando y no tiene ningún detenido, no es el último.
Otro crimen, 24 horas después
No habían pasado 24 horas desde que una ráfaga de tiros tiñó de sangre el portal del número 200 de la calle Consell de Cent, cuando en Podgorica, la capital de Montenegro, otro de los Kavački moría tiroteado. Se trata de Igor Nedović, un hombre que recientemente había cambiado de bando. Pasó de los Škaljari a los Kavački y alguien, este miércoles, a tiros, le recordó que no había sido una buena idea. Un mensaje con 15 disparos, como el de Barcelona. Dos ejecuciones en menos de 24 horas de una guerra que, por ahora, no parece tener fin.
Es un enfrentamiento que dura ya más de diez años, que ha dejado más de 60 muertos y que no solo puede tambalear la seguridad interna en Montenegro —independizado de Sèrbia desde 2006, y antes parte de la antigua Iugoslàvia— sino que también pone en jaque la seguridad en toda Europa, donde sus miembros se pasean y se matan entre ellos.
Encargar la ejecución de Knežević
Todavía es pronto para aclarar qué motivó el encargo de la eliminación, en Barcelona, de Filipu Knežević. La investigación que lidera ahora la División de Investigación Criminal (DIC) de los Mossos de Barcelona, con la colaboración de la Policía Nacional española, tendrá que intentar aclararlo. Los Škaljari parecen tener motivos para encontrar y ejecutar a Knežević. En 2020, en Grecia, participó, supuestamente, en el asesinato de dos miembros del clan rival, Damira Hadžića y Alana Kozara. Su papel relevante en la organización de su clan también lo convertía en un objetivo para sus rivales. Vivía escondido en un piso y no consta actividad delictiva conocida, hasta ahora, en nuestro país, aunque la policía española sabía que estaba en el Estado y estaba en búsqueda y captura.
Los investigadores de los Mossos alertan de que estas investigaciones, cuando los tentáculos del crimen organizado internacional se evidencian en nuestro territorio, se complican mucho. Se han recogido huellas dactilares de la zona desde donde se cree, según la reconstrucción balística de la escena del crimen, que el pistolero disparó contra Knežević, y también se están revisando las imágenes de las cámaras de seguridad del edificio de enfrente, que grabaron antes y después del crimen. De momento, no hay detenidos por la ejecución de Barcelona, que sigue bajo secreto de sumario, con el magistrado que la ha asumido enfadado por toda la información que se ha difundido en las últimas horas sobre el crimen.
El crimen de la calle Consell de Cent, sin embargo, no es el primer indicio de que estos grupos criminales también operan en Catalunya. En 2014, la disputa que dio inicio al conflicto fue, como hemos explicado, en València. Diversas operaciones policiales e investigaciones internacionales han situado a algunos de los sicarios y líderes de las dos organizaciones en nuestro territorio. En febrero de 2025, la Policía Nacional detuvo en Barcelona y Lloret de Mar a tres integrantes del clan de Filipu Knežević, uno de ellos considerado de gran valor, Jaguar, principal líder de una de las filiales de los Kavački dedicada a cometer asesinatos por encargo. Las operaciones contra los miembros de estas dos redes se han ido repitiendo, en Montenegro y también en el Estado, desde 2014, en Catalunya, Màlaga y el País Valencià. Las dos organizaciones criminales, de gran poder y con una capacidad demostrada para hacer daño, tienen vínculos con otros grupos mafiosos en Europa, y también en Sudamérica, desde donde, supuestamente, exportan la cocaína que luego mueven, con mano de hierro, y sin dejar de matarse entre los dos clanes enfrentados, por toda Europa.
Asesinatos en plena calle
La frialdad de este crimen con regusto balcánico en el centro de la ciudad genera temor. Los vecinos de la calle Consell de Cent, donde fue asesinado, a plena luz del día, Filipu Knežević, todavía no pueden creer que un episodio de esta guerra se haya producido en el portal de su casa. Fuentes policiales, a su vez, también alertan de que la presencia del crimen organizado en Catalunya, un lugar donde, por el clima y las conexiones europeas, se sienten cómodos, genera, inevitablemente, un incremento de la violencia que pueden acabar pagando los autóctonos, como víctimas colaterales de estos tiroteos en el centro de Barcelona y en plena calle.