Una mujer de 37 años cruzaba borracha semáforos en rojo con sus dos hijos en un carrito. Esto es lo que, presuntamente, ha sucedido en Valencia este sábado en torno a las cinco de la tarde. La Policía Nacional la detuvo por estos hechos, aunque los agentes recibieron insultos y agresiones mientras la identificaban, al encontrarse con evidentes síntomas de embriaguez. La policía se desplazó hasta una calle de la ciudad, tras ser alertada por una llamada al 091. Varios testigos la vieron caminando ebria y con muchas posibilidades de provocar un accidente.

Los coches frenaban para no atropellar a la mujer y los dos niños

Como la mujer cruzaba los semáforos en rojo, esto obligaba a los vehículos a frenar repentinamente para evitar atropellarlos. De hecho, además de esta situación que podría haber acabado en un trágico accidente, mostraba signos de haber ingerido alcohol, dado que tenía que apoyarse en las paredes y escaparates para no caer al suelo, según ha explicado la Policía Nacional en un comunicado. Todo ello, mientras llevaba un carrito de gemelos con dos niños en su interior, con la ropa bastante sucia.

Cuando los agentes la identificaron y vieron la escena, la mujer empezó a insultarlos y levantarles la mano en "actitud amenazante", según ha informado el cuerpo. Tras ser detenida, los policías solicitaron el teléfono de alguna persona que se hiciera cargo de los menores, pero ella se negó reiteradamente a colaborar. Sin embargo, finalmente les dio el número del padre de los dos menores, al que se le hizo entrega de sus hijos.

Niños sucios y "olvidados"

Los agentes observaron durante el arresto que los niños se encontraban en un "estado de descuido". Tenían la ropa de vestir "sucia" y "mucha mucosidad en la cara", han explicado desde la policía. Por ello, la mujer fue detenida, no tanto para cruzar borracha los semáforos en rojo, sino como presunta autora de un delito de abandono de menores. Pero no acabó aquí la cosa. Una vez le quitaron a los niños y la introdujeron en el coche de la Policía Nacional, empezó a dar golpes al vehículo, cabezazos contra la mampara y propinó patadas a los agentes. Así consiguió una segunda acusación: atentado contra agentes de la autoridad. La madre de 37 años ya ha pasado a disposición judicial.