La noche del pasado domingo la Policía Nacional arrestó en Vigo a un hombre por asesinar a su vecina a sangre fría en el interior del domicilio de ella. Los gritos de la víctima alertaron a otra inquilina, quien llamó a la policía. Al llegar al lugar de los hechos, los agentes encontraron al presunto asesino lamiéndose la sangre de las manos mientras exclamaba: ¡"Está muerta"!

Pablo, de 63 años, confesó el crimen al momento, fue detenido y pasó a disposición judicial. En un primer momento se contemplaba el suceso como un posible caso de violencia de género, pero se descartó pronto al comprobarse que agresor y víctima ni vivían juntas ni mantenían ningún tipo de relación.

De hecho, la única cosa que los unía era vivir en el mismo edificio. Y la convivencia vecinal estaba lejos de considerarse buena. María Jesús, de 56 años, llevaba sólo año y medio viviendo en el número 70 de la calle Zamora, pero las peleas entre los dos vecinos eran constantes. Aparentemente, la víctima tenía una lesión en las manos que le impedía coger correctamente las cosas. Era habitual que le cayeran sobre todo las herramientas de cocina, ocasionando un ruido que Pablo detestaba.

Los dos vivían puerta con puerta, y durante los últimos días el presunto asesino había asediado a María Jesús, gritándole en el rellano y dejándole notas amenazadoras por debajo de la puerta. Esta conducta se agravó hasta el punto que María Jesús tenía miedo incluso de abrirle la puerta.

Esperó que volviera a casa para asaltarla

Todo hace pensar que el crimen fue premeditado. Por cómo encontraron la escena, con la puerta abierta y las llaves puestas por fuera, parece que el asesino esperó que volviera  su vecina, que según los testigos tenía una rutina marcada y era muy puntual. Posiblemente, la asaltó cuando María Jesús abría la puerta de su casa.

Este agravante de alevosía, es decir, cuando el atacante se asegura la indefensión de la víctima, ha motivado que se le juzgue por un presunto delito de asesinato en vez de homicidio. La magistrada del caso ha decretado el ingreso a prisión provisional y sin fianza del detenido, quien se enfrenta a una pena de 20 años entre rejas.

Según la portera del edificio, María Jesús estaba pensando en mudarse próximamente. Ha sido enterrada hoy en la localidad de Mugares, Toén (Ourense) de donde era originaria. Tenía una hija y un nieto, que residen en otra provincia.