La estación de Trinitat Nova, en Barcelona, ha sido el escenario de una brutal agresión la madrugada de este sábado 22 de noviembre. Varios jóvenes de etnia gitana atacaron a los vigilantes de seguridad, rociándolos con gas pimienta, arrojándoles objetos y amenazándolos con una porra extensible y un arma de fuego. Durante la agresión, uno de los jóvenes le abrió la cabeza a un vigilante, que tuvo que ser asistido por el Sistema d'Emergències Mèdiques (SEM). Desde Transports Metropolitans de Barcelona (TMB) dicen no tener constancia del incidente, pero el sindicato de uno de los miembros del personal de seguridad, Alternativa Sindical, lo ha confirmado y ha explicado a ElCaso.com cómo fueron los hechos; mientras que los Mossos confirman haber recibido un aviso por la agresión.
Según el sindicato, los vigilantes de seguridad estaban haciendo su ronda cuando vieron a unos chicos en la entrada, antes de pasar la zona de validación, fumando marihuana y tabaco. Los trabajadores les dijeron que salieran fuera, que allí no se podía fumar, lo que molestó a los jóvenes, aunque, según Alternativa Sindical, se les dijo de buenas maneras. Los chicos insultaron y amenazaron a los vigilantes, pero, no contentos con eso, les lanzaron dos vasos de cristal a la cabeza a uno de ellos. Después de este ataque, el personal de seguridad empujó a los jóvenes hacia el exterior cuando uno de ellos sacó un spray de gas pimienta y roció a uno de los vigilantes, y el otro vigilante sacó su spray y roció al agresor. El resto de jóvenes, viendo el conflicto, decidieron unirse para salvar a su amigo. Los vigilantes, viendo que estaban en desventaja contra aproximadamente una decena de chicos, huyeron corriendo, perseguidos por los violentos, hasta una sala segura, donde pudieron refugiarse.
Le abren la cabeza a un vigilante
Desde dentro contactaron con el coordinador para explicarle la situación y pidieron un código 33, según han explicado fuentes a ElCaso.com, una solicitud urgente de refuerzos para cuando la situación está completamente descontrolada. Este dijo que les avisaría, pero también les exigió que salieran de la sala, ya que no estaban autorizados a entrar. Los agresores se marcharon, viendo que los vigilantes no salían y ellos no podían entrar, y, después de asegurarse de que ya no estaban, los vigilantes abandonaron la sala segura y continuaron haciendo su trabajo, tal como les ordenaba el coordinador. El turno no tuvo más sorpresas durante un rato, pero la situación volvió a dar un vuelco con la llegada del último tren, hacia las dos y media de la madrugada. Cuando este paró en la estación, bajaron los mismos chicos de antes, que, al ver a los agentes de seguridad, quisieron saldar cuentas. Uno de los jóvenes sacó una porra extensible y, otro enseñó a los vigilantes que llevaba encima un arma de fuego y amenazó a los vigilantes con utilizarla. Viendo que iban armados, los agentes echaron a correr otra vez, con sus perseguidores pisándoles los talones, mientras pedían refuerzos. Los agresores alcanzaron a los vigilantes y comenzó la pelea.
Unos quince minutos después, llegó otro vigilante como refuerzo, pero no consiguió decantar el conflicto. Los agresores rociaron a uno de los vigilantes con gas pimienta y le dieron un golpe en la cara a otro con el cinturón. Cuando uno de los vigilantes estaba intentando quitarle la defensa extensible a uno de los chicos, otro se le acercó por detrás con otra porra y le clavó un fuerte golpe en la cabeza, haciéndole un corte que requirió 12 puntos de sutura. La pelea continuó durante un rato, dejando clara la inferioridad de los vigilantes, que afirmaban después que los "podrían haber matado" y que si no lo hicieron era simplemente porque no querían. Uno de los vigilantes consiguió huir y esconderse en el coche, que los agresores empezaron a golpear. Cuando los jóvenes se cansaron y se marcharon, llegaron más unidades de refuerzo.
El sindicato se plantea ir a juicio
El vigilante con la cabeza abierta tuvo que ser atendido por el SEM, y el que fue rociado con gas pimienta requirió ir al CAP porque, dicen desde el sindicato, tiene bronquitis crónica y le dolían el cuello y los pulmones al respirar. En cuanto a los Mossos d'Esquadra, confirman que recibieron un aviso unos diez minutos después de las dos, pero cuando llegaron al lugar de los hechos no había ningún agresor. Desde Alternativa Sindical condenan los hechos, y, sobre todo, la actuación del coordinador, ya que consideran que puso en peligro la integridad de los trabajadores con su negligencia, "exponiéndolos deliberadamente a un riesgo totalmente evitable, obligándolos a abandonar la zona segura y negándoles el apoyo que se debería haber movilizado en una situación de esta gravedad", porque de todas las patrullas disponibles solo envió una y decidió que no fuera otra que se ofreció a desplazarse. Además, recuerdan que el hombre también actuaba como coordinador en una ocasión en que un vigilante perdió un ojo mientras estaba de servicio. Por todo ello, han solicitado a Securitas que haga una investigación rigurosa para esclarecer el incidente y determinar si se actuó como correspondía o no. En caso de que los datos lo pidan, se plantean tomar acciones legales para evitar que ningún compañero quede desprotegido.
