La expareja de Juana Canal, Jesús Pradeles, ha confesado que la mató a golpes después de una fuerte discusión y, poco después, la descuartizó en la bañera de su piso de Madrid, en el barrio de Ciudad Lineal. El asesino confeso realizó ayer a las once de la noche una segunda declaración de los hechos donde reconoció ante los investigadores ser el autor del crimen, según ha adelantado ABC. La policía siguió tomándole testimonio hasta las tres de la madrugada, delante de su abogada de oficio y los investigadores de la Policía Nacional y la Guardia Civil. El caso estaba en poco de prescribir, tan sólo por cuatro años. Juana desapareció en extrañas circunstancias hace 19 años, en febrero de 2003, aunque encontraron sus restos mortales (un fémur y el cráneo) en la zona de Navalacruz (Ávila), donde Jesús las habría trasladado después de desmenuzarla en la bañera.
Dos declaraciones diferentes
Ayer, cuando Jesús fue detenido, tan sólo se conocía que se habían dado unas escuchas telefónicas, llevadas a cabo por la Policía Nacional y la Guardia Civil, en las que aseguraba que no creía que la policía llegara a descubrirlo. Este pinchazo del móvil del asesino fue autorizada hace semanas por el juzgado de instrucción número tres de Ávila, provincia donde fueron encontrados los restos óseos. Poco después, el magistrado que lleva el caso impulsó a finales de septiembre una inspección por parte de la Policía Científica y Judicial de la casa donde residía Juana, en la calle Boldano del barrio madrileño de Pueblo Nuevo. Todo ello, después de coincidir las pruebas de ADN del fémur y el cráneo encontrados en Navalacruz por un viandante con los de Juana.
Por la tarde, la expareja de Juana aseguró que se deshizo del cadáver después de encontrársela muerta. No obstante, como ha adelantado el medio citado, reconoció bien entrada la noche que aquel febrero de 2003 llegó a casa y los dos empezaron una discusión muy fuerte. Tanto Jesús como Juana eran consumidores habituales de medicamentos y alcohol, aunque ella se encontraba teóricamente rehabilitada. Los gritos fueron a más y el hombre la casa agredir, presuntamente, en torno a las 2.45 horas de la madrugada, que fue cuando la mujer llamó a la policía. Cuando llegaron los agentes, la pareja aseguró que sólo era una pelea, quitándole hierro a la situación. Pero al irse los policías, él la volvió a golpear hasta matarla.
Jesús la mató a golpes
Anoche, hizo una confesión firmada ante los investigadores. Jesús no sólo la mató de un fuerte golpe, tras agresiones recurrentes, sino que la descuartizó en dos partes en la bañera. Sin embargo, el asesino ha asegurado que no tenía intención de acabar con su vida, aunque optó por no dejar ningún tipo de huella que lo pudiera inculpar. Por eso, como le tenía un miedo irracional a Sergio, el hijo mayor de Juana, dejó la extraña nota en el piso, a la cual decía que Juana se tomó un montón de pastillas, le amenazó con beber de nuevo y se fue. La excusa perfecta para decir que también se marchaba a buscarla, por miedo a que lo pasara cualquier cosa.
Jesús salió del piso con dos maletas, donde camufló el cuerpo descuartizado de su pareja. Cogió el coche y condujo hasta la casa que su familia tiene en propiedad en Navalacruz. Allí la enterró, para después limpiar todo tanto en la vivienda de Madrid como el de Ávila. Este viernes pasará a disposición judicial después de confesar los hechos. Pese a este relato, los investigadores encontraron cuchillos y un hacha en la finca donde encontraron los osos de Juana, lo que hace dudar a la policía si realmente la mató a golpes o con algún tipo de arma blanca.