Destapada una nueva trama ginecológica en los Países Bajos en la que un médico de la clínica Alrijne del estado utilizó su esperma para inseminar a multitud de pacientes de tratamientos de fertilidad. Hasta el momento se ha descubierto que es padre biológico de al menos 21 personas, tal como ha confirmado el propio centro. Los hechos, ocurridos entre 1973 y 1986, suponen la infracción de las normas del sector, aunque se trata del tercer caso descubierto en los últimos cinco años.

Descubierto un ginecólogo que inseminaba a pacientes con su esperma

Ha sido la dirección del Alrijne Hospital, a unos cuarenta minutos de Ámsterdam, quien ha hecho públicos los hechos, en un comunicado en el que también han calificado de "inaceptables" los actos del ginecólogo Jos Beek. Los hechos se descubrieron en junio de 2021, cuando la organización Fiom, especializada en cuestiones de embarazos no deseados y paternidad, comprobó que había una coincidencia en el ADN de 21 niños nacidos de pacientes de Beek y de uno de sus hijos propios.

Clínica Alrijne / Google Maps

Clínica Alrijne / Google Maps

Las madres que se habían sometido al tratamiento creían que la inseminación se había hecho con donaciones anónimas, por lo que el centro declara que les "preocupa su estado emocional dado el choque que todo esto supone". Sin embargo, los responsables aún no han podido determinar la cantidad total de mujeres que fueron tratadas, ya que los expedientes, de entre 1973 y 1986, ya habían sido destruidos. Aun así, no descartan que se descubran decenas más de descendientes del ginecólogo, hecho que tendrá que esclarecer una investigación independiente que ya está en marcha y que espera dar resultados en verano de este año.

Una legislación que amparaba este tipo de prácticas

Estos hechos coincidían con unas décadas en las que los tratamientos de fertilidad eran novedosos en los Países Bajos, por lo que aún no había un protocolo al respecto, que llegaría veinte años después. Así lo explicaba Peter Jue, miembro de la junta directiva del hospital, a los medios: "Había pocas reglas y menos visibilidad que hoy, puesto que disponemos de auditorías, y ello pudo contribuir a lo ocurrido". Esta ambigüedad legal, por tanto, habría sido la oportunidad perfecta para que el médico ocultase sus actos.

De hecho, en el país ya no se puede ser donante anónimo de semen desde 2004, ya que las clínicas tienen que ceder la información a una fundación que gestiona una base de datos abierta en la que los hijos concebidos con estos procesos pueden buscar a sus padres biológicos desde los 16 años. Además, está regulada la cantidad de donaciones por persona, que no pueden superar las  25 veces. Sin embargo, también ha habido casos en los que los donantes acudían a diferentes clínicas para poder hacerlo, como el que se destapó en 2017, descubriendo que un solo donante había ido a once centros y era padre de al menos 102 niños.

El tercer caso en los últimos años en el país

Volviendo a los casos de ginecólogos, Jos Beek es ya el tercero en ser descubierto desde 2017, cuando el médico Jan Karbaat, dueño de una clínica en Róterdam y muerto ese mismo año fue descubierto habiendo realizado la misma técnica, dejando embarazadas a sus pacientes con su propio esperma, con al menos 49 hijos reconocidos, aunque se estima que podrían ser hasta 80. Además, en contra de lo que pedían las madres, usaba muestras de varios donantes en una misma paciente. Y, por si fuera poco, no analizaba el semen para descartar posibles trastornos hereditarios que luego surgieron.

El otro sanitario pillado fue Jan Wildschut, que trabajaba en un centro en el municipio de Zwolle y que entre 1981 y 1993 pasó por donantes anónimos su esperma y tuvo más de 34 hijos de esta forma fraudulenta. Los tres ginecólogos han fallecido antes de ser investigados, por lo que dejan tras de sí una más que numerosa descendencia que no obtendrá justicia.