La autoescuela Roquetes-Temple de Tortosa se encuentra contra las cuerdas después de que un infiltrado haya revelado que el negocio ha cometido varios delitos desde hace como mínimo quince años. La autoescuela, que tenía una tasa de aprobados enorme, filtraba las preguntas de los exámenes a los alumnos para que supieran exactamente que estudiar, aceptaban sobornos y conseguían que personas que ni siquiera hablaban el idioma o que por discapacidades no podían tener el permiso acabaran consiguiéndolo. Ahora, once investigados sufren ante la audiencia de Tarragona las consecuencias de su mala praxis desde, como mínimo, el 2010, pero se sospecha que el engaño podría haber empezado en el 2006, hace casi 20 años.
Un detective privado contratado por varias autoescuelas de Amposta, la Sénia y de la Ràpita ha conseguido este lunes, después de quince años, poner entre la espada y la pared a los implicados en esta trama fraudulenta que involucra decenas de falsos examinados y miles de euros que provienen de engaños y manipulaciones al sistema. Según ha declarado el investigador durante el juicio, en el 2010, un chico de confianza que quería sacarse el carné de moto fue a la autoescuela Roquetes-Templo de Tortosa y, aunque siempre cometía muchos errores en los tests, aprobó el examen teórico a la primera sin ningún tipo de problema. El joven le reveló que los profesores le filtraron las preguntas que entrarían en el examen y, gracias a eso, aprobó. El detective descubrió esta práctica hace quince años, pero la autoescuela implicada ofrece desde el 2006 unos cursos intensivos para aprobar los exámenes teóricos de conducir, los cuales coincidían con los exámenes oficiales que hacían días después desde la DGT.
Aprobados sin hablar el idioma
Aparte del detective, también han declarado durante el juicio un agente de los Mossos d'Esquadra, cuerpo que participó en cuatro registros en Amposta, Roquetes y Tortosa mientras investigaban un posible fraude. Durante las entradas encontraron unos 96.000 euros en efectivo, la gran mayoría en billetes de 50, en un armario y bolsos. También han salido a la luz casos de personas extranjeras, principalmente chinas, que ni siquiera hablan ni catalán ni castellano que aprobaron el examen de forma totalmente incomprensible y que, según ha declarado una trabajadora de la autoescuela, ni siquiera visitaban el centro para hacer el examen; en sus palabras: "Los chinos no entraban en la autoescuela, pero se examinaban a través del centro". El testimonio del policía también indica que esta práctica era real, ya que, aparte del dinero, encontraron también documentación de personas asiáticas, así como cuestionarios de los exámenes.
Prácticamente todo el mundo que pasaba por la autoescuela conseguía aprobar el examen, fueran cuales fueran sus condiciones. Incluso llegaron a obtener resultados positivos personas con discapacidades a las cuales les habían denegado el certificado de aptitud. Para conseguir que todo el mundo aprobara necesitaban las respuestas de los exámenes, que compraban a base de sobornos a los funcionarios de la DGT de Tarragona por unos 3.000 euros cada documento. Con la intención de disimular los beneficios que sacaban, los propietarios de la autoescuela daban parte del dinero a algunos familiares suyos y los invertían en viviendas y vehículos de alta gama. Sobre los once acusados cuelgan penas de entre 4 y 22 años de prisión por los delitos de fraude, soborno, blanqueo de capitales y grupo criminal. Ahora solo queda esperar a ver si, más de una década después, los implicados ajustarán o no las cuentas ante la justicia.