Más de 950 días sabiendo que tu hijo está muerto, pero sin saber qué le pasó ni donde han escondido su cadáver. Este sufrimiento es el que viven los padres del Pol Cugat desde octubre de 2021, cuando su hijo fue supuestamente asesinado en una plantación de marihuana en les Borges Blanques (Lleida) que cuidava. Tres de los responsables del cultivo se presentaron en una comisaría de los Mossos d'Esquadra para explicar que lo habían encontrado muerto, pero cuando la policía catalana fue hasta la finca no encontraron ni las plantas ni el cuerpo del joven de 25 años. El principal sospechoso, Albert, el máximo responsable de la plantación, huyó a Roma después de los hechos y se acabó entregando meses después. A pesar de estar un tiempo en prisión provisional, en abril de 2023 quedó en libertad porque las pruebas no eran concluyentes.

Más de 950 días sin saber dónde está el cadáver de su hijo

"Lo único que pedimos es encontrar el cuerpo para poder despedirnos de Pol como es debido porque eso todavía te deja vivir menos", apunta a la madre de Pol, Carme Peguero, en declaraciones en el programa l'Altaveu de RTVE, después de más de 950 días luchando por saber donde está su hijo. "Queremos que si alguien de Castelldans o les Borges Blanques ha visto o recuerda alguna cosa que en aquel momento no le llamara la atención y ahora nos pudiera dar pistas de alguna cosa más, nos lo diga, se lo agradeceríamos mucho", apunta.

La madre de Pol asegura que los diversos implicados en el crimen saben dónde se deshicieron del cuerpo. "Aunque me cueste, quiero creer que los que están implicados también son personas y que en el fondo tienen alguna cosa", declara. "Si nos lo pudieran decir también se lo agradeceríamos, pero no lo quieren decir. Para mí es igual el que lo ha matado que el que no dice dónde está", lamenta. Carme Peguero apunta que "lo peor de todo es no tener a Pol al lado y no tenerlo vivo. El hecho de asimilar que realmente está muerto y que no te has podido despedir ni estar a su lado y que ha sufrido es el más duro y lo que peor llevamos".

Pol dejó de contestar a la familia y los amigos de sopetón

Cuando se produjeron los hechos, los padres de Pol se habían ido a pasar el fin de semana fuera de casa sin saber que nunca más verían a su hijo, tal como recuerda su madre: "Había hablado con él el miércoles y era el jueves y no me había llamado nada cuando él te llamaba aunque fueran las cinco de la madrugada. El viernes tenía que recoger a dos amigos a la estación para ir a un encuentro de escaladores en Coll de Nargó y no se presentó. Los amigos empezaron a llamarse entre ellos, Pol no contestaba, nadie sabía nada y el sábado, con mucha precaución, nos llamaron para preguntar si había pasado alguna cosa a la familia porque no respondía."

Fue entonces cuando la preocupación empezó a ser máxima. "Aquel mismo sábado por la mañana ya le había llamado y tampoco me había contestado y estaba muy nerviosa, pero me decían que estaría escalando o haciendo de speaker en el encuentro y que no podría, pero cuando me llamaron los amigos supe que alguna cosa le había pasado a Pol", recuerda su madre, que rápidamente fueron a denunciar la desaparición a los Mossos d'Esquadra. "Fuimos a denunciarlo a Ripoll y mientras lo estábamos denunciando, tres personas se estaban presentando en otra comisaría explicando que habían visto a Pol muerto y que eran los responsables de una plantación de marihuana", ha explicado Carme Peguera. El joven trabajaba cuidando el cultivo de droga cuando alguien lo asesinó.

Sus padres no sabían que trabajaba en una plantación de marihuana

"No sabíamos eso de la plantación de marihuana. Nosotros pensábamos que estaba trabajando de jardinero o guarda forestal por Coll de Nargó y otros sitios, pero se había ido a hacerlo a mediados de agosto. Si lo llegamos a saber, quizás no habría pasado nada porque lo hubiéramos impedido", lamenta su madre, que apunta que "eso le puede pasar a cualquiera". En este sentido, recuerda que "Pol era un chico que su medio era la montaña, que ni fumaba ni bebía, se cuidaba mucho y era deportista". Para él, asegura, solo era una forma de ganar dinero que le había dicho un amigo de la infancia para poder comprarse un piso. "Quizás si no se lo hubiera dicho el chico que había ido con él a la escuela no se hubiera puesto, pero era confiado y se pensaba que no pasaría nada y que serían tres meses y se iría a otro lugar porque este no era su mundo".

 

Los investigadores de los Mossos sospechan que tras el crimen estaría Albert, el responsable de la plantación de marihuana. Le debía 10.000 euros a Pol por su trabajo cuidando el cultivo, pero no le pagaba y la relación entre los dos se había enturbiado. Pol les había dicho a sus amigos que una vez hicieran la recolecta le pagarían y dejaría el trabajo, pero el día en que eso tenía que pasar fue cuando lo asesinaron. Esta línea de investigación, sin embargo, está en una vía muerta. El juzgado de Lleida que lleva el caso lo dejó en libertad por falta de nuevas pruebas y se niega a declarar o colaborar para poder encontrar el cuerpo.

Google tampoco ayuda. "No facilita la ubicación del móvil donde sonó la última vez y creemos que puede estar con Pol. Lo hemos pedido desde el principio y nos han respondido varias veces que por la protección de datos no nos lo dan. Quizás no está con él, pero tenemos esta esperanza", lamenta su madre. De momento, les tocará seguir esperando a poder encontrar el cuerpo de su hijo y poder enterrarlo y despedirse de él como les gustaría.