Cuando los móviles eran sustraídos en festivales en Catalunya o en la calle, especialmente en Barcelona, y la localización de los terminales todavía funcionaba, aparecían posicionados en dos lugares: en Ciutat Vella, en el centro de la capital de Catalunya, pero también en otro lugar, en Mataró, en el Maresme. Varias de las víctimas que perdieron el móvil a manos de ladrones explicaron a ElCaso.com el periplo de sus móviles, que pasaban también por el Maresme o acababan en algunos de los portales que los Mossos asaltaron a mediados de julio, como parte de una investigación contra la mafia pakistaní que compra los móviles robados. Todo forma parte de un entramado criminal que se dedica a sacar rédito de los móviles robados en plena calle, comprándolos e incluso revendién-dolos. El mercado negro de los móviles sustraídos en Catalunya.
Esta mañana, para terminar de cerrar el círculo, los Mossos d'Esquadra están realizando un dispositivo en la capital del Maresme: se ha llevado a cabo una nueva redada policial, la segunda parte de la del mes de julio, con varios registros en Mataró para detener a las personas que compraban los móviles a la mafia pakistaní. Tal como avanzó ElCaso.com en aquel momento, los miembros del entramado criminal instalado en Barcelona compraban a los ladrones del centro de Barcelona para sacar provecho del móvil y cometer estafas —habían contratado a unos informáticos para conseguir desbloquear los móviles y poder utilizarlos para pagar y vaciar las cuentas de las víctimas.
Revendidos de Barcelona a Mataró
Cuando los móviles ya estaban "fríos" y no se les podía sacar más provecho, los mismos hombres pakistaníes que los habían comprado a los ladrones, por lotes, los vendían a un segundo entramado criminal, formado por personas magrebíes, que se encargaba de ponerlos a la venta en el mercado negro en el extranjero. Según ha podido saber este medio de fuentes de la investigación, que ha liderado la Divisió d'Investigació Criminal (DIC) y la Unitat d'Investigació de la comisaría de Ciutat Vella, las personas detenidas hoy —todavía no se ha hecho público el número total— compraban estos móviles a los pakistaníes de Barcelona y también a otros grupos criminales con el objetivo de sacarlos del Estado, en dirección al norte de África.

Paralelamente, durante las investigaciones, también se han encontrado móviles en países asiáticos, donde eran vendidos por piezas. Los investigadores creen que los miembros de la organización criminal que hoy se intenta desmantelar también compraban móviles a otras organizaciones que los robaban, o los compraban robados, en todo el Estado. En la explotación de la primera fase, la de julio, se recuperaron un millar de móviles; muchos de los cuales se han podido devolver a sus propietarios a través de una web para poder reclamarlos, activada por los mismos Mossos.
Segundo golpe al entramado de los ladrones de móviles
Según la policía catalana, la explotación de esta nueva investigación, la segunda parte de lo que se bautizó como cas Baltis, supone un nuevo golpe a la receptación —el delito de comprar objetos sabiendo que son robados— y un revés para los multirreincidentes y organizaciones dedicadas a los hurtos y robos de dispositivos móviles, ya que se actúa directamente sobre las estructuras de receptación, elementos principales y esenciales para culminar la acción delictiva. Atacar estas estructuras también ha debilitado a los multirreincidentes que actúan en el centro de Barcelona, según ha podido saber ElCaso.com.
Durante el verano se ha detectado que los habituales ladrones que trabajan en la capital catalana no han robado tantos móviles, sabiendo que la red que se los compraba había quedado debilitada por la desarticulación de la red de la mafia pakistaní que estaba instalada en el Raval. Los ladrones han virado y se han centrado más, según fuentes policiales, en los robos de cadenas de oro, que han sufrido un repunte, incluso con robos violentos, estos meses de más calor y de máximo turismo en Barcelona.