Poco se esperaban los casi 450 habitantes de Vinaixa, en Lleida, ser los protagonistas de una novela que los mantendría entretenidos durante más de una semana. La historia empezó el domingo 10 de agosto en torno a las once de la noche, cuando unos individuos forzaron la puerta del garaje de un domicilio y entraron a robar. De estos hechos, los Mossos d'Esquadra recibieron la denuncia de manera inmediata, una vez los propietarios de la vivienda tuvieron constancia del robo.

Un día después, el 11 de agosto, la policía catalana recibió varias llamadas de los habitantes de Vinaixa avisando de que habían visto en la estación de tren dos personas, que no eran del municipio, y que tenían una actitud sospechosa. Además, informaron que los habían reconocido porque durante la mañana habían estado tomando un café en el bar del pueblo. Los Mossos d'Esquadra se personaron en la estación de tren de Vinaixa e identificaron a los dos jóvenes que llevaban una mochila con varios objetos, a punto de marcharse del municipio. Los agentes pudieron constatar que algunos de los objetos que llevaban coincidían con los que habían sido sustraídos la noche anterior al domicilio donde habían entrado a robar y los detuvieron por robo con fuerza. Había otros objetos, sin embargo, de lo que pudieron relacionar, como una estatua pequeña de la Virgen María. Al día siguiente, el 12 de agosto, los dos detenidos, de 19 y 20 años y vecinos de Lleida, pasaron a disposición judicial y quedaron en libertad provisional.

Profanan seis tumbas y encuentran refugio en un mausoleo, donde pasan la noche

Todo parecía volver a la normalidad al municipio hasta que el día 15 de agosto una vecina de Vinaixa fue a visitar el cementerio del pueblo. La mujer hizo sonar la alerta en los Mossos, que descubrieron que los dos individuos, durante la noche del 10 al 11 de agosto, habían profanado seis tumbas y causaron daños en dos panteones. Además, según el Diario Segre, los detenidos habían abierto un mausoleo donde encontraron refugio para pasar la noche.

La policía catalana los busca ahora por un presunto delito contra el respeto a los difuntos, ya que se considera un delito contra la dignidad de las personas y el Código Penal establece que este tipo de delito está castigado con una pena de prisión de entre tres y cinco meses. Además, se les atribuye la autoría del hurto de un cargador de móvil que había dentro de una furgoneta y que estuvo denunciado el doce de agosto y tres denuncias más que han recibido a consecuencia de los actos vandálicos cometidos en el cementerio.