Durante el martes 22 de julio solo se hablaba de un tema en Calella, en el Maresme: una mujer de 25 años había matado a un vecino del municipio, al cual se encontró atado en la cama con signos de haber sufrido una muerte violenta. Los días posteriores se estuvo estudiando el caso, intentando comprender qué había pasado, si realmente la mujer había matado al hombre y por qué. Después de una investigación, la mujer pasó a disposición judicial y, después de revisar la situación, el juez determinó que, para poder garantizar que la mujer no se escapara a su país de origen, lo mejor era que entrara en prisión preventiva, lo que hizo el día 24. Según ha podido saber ElCaso.com, la mujer se ha suicidado hoy en el centro penitenciario de mujeres Wad-ras de Barcelona.
Al ser un hecho tan reciente, desde el Departamento de Justicia no han querido revelar más información sobre el suceso, pero sí que han confirmado a este medio la defunción de la mujer y que su causa es un suicidio. Se desconoce, sin embargo, que ha llevado a la detenida a poner fin a su vida y si tiene relación con el juicio pendiente o si es por causas totalmente externas. A pesar de estar en la prisión, era de forma preventiva, porque se sospechaba que la mujer quería huir del país. Esta acusación estaba fundamentada, ya que cuando los Mossos entraron en el piso del muerto, en el número 355 de la calle de la Iglesia, donde estaba la acusada, encontraron dos maletas con ropa y bolsas con comida, lo que hacía pensar que planeaba huir, y ella misma admitió a una amiga que tenía pensado salir del país. Aunque se le podría haber retirado el pasaporte, se consideró que no era una medida lo suficiente eficiente para impedir que la mujer abandonara el país, y se decretó que ingresas en la prisión de forma preventiva.
Homicidio en Calella
El crimen de Calella fue un caso muy enigmático para los investigadores. Se encontró el cuerpo de la víctima, un hombre de unos 60 años, atado a la cama con signos de muerte violenta. Se pudo detener a la mujer, de profesión prostituta, que parecía tener alguna relación con el hombre, ya que se quedaba algunos días y noches en su casa, y se la vinculó también con su muerte. La mujer acabó admitiendo haber matado al hombre, pero aseguraba que había sido un caso de defensa propia, que él la quería atacar y ella lo agredió para protegerse, pero el juez no estaba convencido. La versión de la chica era difícil de creer, ya que la víctima no solo estaba atada a la cama, sino que tenía también varias cuchilladas por el cuerpo, una de ellas en la garganta.
Cuando los agentes de los Mossos entraron en el piso, además, aseguró a los policías que "lo estaba apuñalando y, el hijo de puta, no se moría", pero también afirmaba que el hombre lo había violado varias veces. La mujer había hablado con una amiga sobre el tema y le había dicho, días antes, que tenía pensado matarlo, pero en otras conversaciones admitía no atreverse. Por estas razones, el juez creía que la mujer tenía la intención de matar al hombre, y se elevó la acusación de homicidio a asesinato, que tiene más carga punible. Finalmente, ingresó preventivamente a prisión y hoy se ha suicidado.