Han pasado más de 200 días desde la desaparición de José de Arcos Ballesteros, vecino de Sant Vicenç de Castellet de 74 años, durante una excursión a Lourdes con la Penya Blaugrana del municipio. En concreto, se le perdió la pista el pasado 15 de julio, después de que se desmarcara de su grupo, a quienes dijo que iba un segundo a la farmacia. El hombre, con principios de Alzheimer, nunca volvió. Desde entonces que estaba en paradero desconocido, y esta semana, la policía francesa ha confirmado el hallazgo de su cadáver en una zona boscosa cercana al santuario. La familia ha podido identificar el cuerpo gracias a los objetos personales, y ahora están a la espera de que las autoridades del país oficialicen el proceso para repatriarlo, sin que hayan trascendido más detalles del hallazgo.
Se desorientó y ya no supo volver con el grupo
Hacia las once y media del mediodía del 15 de julio, José, conocido como Pepe entre los amigos, se separó de sus compañeros para ir a la farmacia. El hombre, jubilado y en los primeros estadios de Alzheimer, se desorientó y no supo encontrar el camino de vuelta. Como tardaba mucho, algunos del grupo le llamaron al móvil. En un principio, José contestó, e intentó describir por dónde estaba, pero sus explicaciones eran confusas y, al final, se le acabó la batería y ya no pudieron contactar con él.
Los miembros de la penya alertaron inmediatamente a la policía francesa, pero la gendarmería no empezó la búsqueda hasta dos días más tarde, diciendo a la familia que, hasta que no denuncien la desaparición a los Mossos d'Esquadra, no podían buscarlo. Con todo, cuando finalmente montaron el dispositivo de búsqueda, con la unidad canina, helicópteros y decenas de voluntarios que se desplazaron desde Sant Vicenç de Castellet expresamente para encontrar a José, ya no había ni rastro de él. Durante los últimos siete meses, la familia de José de Arcos organizó varias batidas particulares, pero todas fueron infructuosas.