Los Mossos d'Esquadra detuvieron este domingo en Móra d'Ebre a un hombre de 35 años, de nacionalidad extranjera, que estaba generando disturbios en medio de la calle, creando inseguridad y rompiendo retrovisores de los vehículos que había aparcados en la vía pública. La detención, sin embargo, no fue fácil y dos agentes quedaron heridos graves.

Después de la llamada al 112 de unos vecinos, una patrulla de los Mossos d'Esquadra llegó al lugar y tal como llegaron el hombre, que era muy alto y corpulento, se abalanzó sobre ellos, hiriendo a los dos policías. Una agente sufrió una lesión grave en el codo y el segundo agente puñetazos en la cara y heridas con sangre. Los tres fueron por el suelo para intentarlo reducir.

Al cabo de pocos minutos una segunda patrulla llegó y también colaboró con la detención de este hombre, que estaba muy exaltado y violento. Si bien esta segunda patrulla sí que llevaba la pistola Taser, solo hay una por comisaría y turno, que lleva al agente, normalmente un cabo o un sargento, que hace de cabeza de turno, no la pudo disparar, ya que sus dos compañeros, si bien ya estaban heridos, estaban sobre el antisocial para poder detenerlo. En el cacheo, cuando ya estaba asegurado, y según ha podido saber ElCaso.com, los agentes le encontraron un cuchillo de 22 centímetros escondido en los pantalones.

Cada vez, peor

El hombre finalmente pudo ser arrestado por un delito de atentado contra agentes de la autoridad y daños, a la espera de que sea entregado al juzgado de guardia, donde, tal como es habitual, será dejado en libertad con cargos. Los dos agentes, los primeros que llegaron al incidente, han tenido que ser dados de baja por la gravedad de las heridas.

Este nuevo ataque a la policía, con agentes heridos, es uno más de los muchos que cada semana registran los agentes de los Mossos d'Esquadra. Este fin de semana, por ejemplo, una patrulla de la policía de Parets del Vallès fue objetivo de unos alborotadores que participaban en un encuentro de coches tuneados, o los incidentes registrados a finales de octubre en Molins de Rei, tras la finalización de un concierto de la fiesta mayor.