La Dirección General de Tráfico (DGT) ha dicho basta a todos aquellos conductores tramposos que provocan un peligro en la carretera e intentan evadir sus responsabilidades. Ante el hecho de que muchos de ellos nunca pagan las multas, a partir de ahora el organismo podrá retirar el carné con efecto inmediato a todos aquellos que cometan una infracción de gravedad. Además, se han puesto también muy estrictos con aquellas personas que utilizan dispositivos para anticipar la presencia de radares y evitar la multa, hasta el punto que se ha convertido en una de las infracciones más graves que se pueden cometer al volante.

Hay que destacar, sin embargo, que existen tres tipos de dispositivos para anticipar la presencia de radares. El primero de ellos, el avisador, es legal y está permitida su utilización, aunque desde la DGT han estudiado prohibirlos en más de una ocasión. De hecho, se trata de un mecanismo que se encuentra en la gran mayoría de dispositivos GPS, entre los cuales el Google Maps del teléfono móvil. Eso sí, este avisador solo sirve para alertar de la ubicación de radares fijos que han sido hechos públicos por la DGT.

Los detectores y los inhibidores, prohibidos

Más allá de los avisadores de radares, todavía hay dos dispositivos más que alertan de su presencia y los dos están prohibidos. El primero es el detector de radares. Este objeto se dedica a buscar las frecuencias y las ondas de los radares de la policía a distancia y avisan los conductores cuando los detectan. Al hacer trabajo de campo y no estar programado previamente, puede detectar tanto los radares fijos como los móviles. Su utilización se considera una falta grave y comporta la retirada de tres puntos del carné y 500 euros de multa.

El tercer dispositivo en cuestión son los inhibidores de radares. En este caso, lo que hacen es distorsionar los radares de la policía para que los cinemómetros no puedan medir la velocidad en la cual está circulando el coche. Por este motivo, la sanción es la más elevada de todas, suponiendo la retirada de seis puntos del carné y 6.000 euros de multa. Además, en estos casos, el código de circulación también establece una multa de 30.000 euros al taller responsable de la instalación del dispositivo. Para eso, sin embargo, tiene que ser el conductor quien delate al mecánico.