Los agentes de la Guardia Civil de Arona (Tenerife) hicieron un macabro hallazgo el pasado 20 de octubre cuando registraron el piso de un vecino de la localidad que había sido denunciado por su pareja por maltrato doméstico. Y es que en el domicilio del denunciado, en concreto en la habitación de la lavadora, encontraron escondido medio esqueleto humano.

Según pudo comprobar la policía, los restos habían sido extraídos del cementerio municipal de San Sebastián de La Gomera. Según detalla el auto del Juzgado, los agentes encontraron "restos óseos humanos consistentes en un cráneo, dos fémures, dos mesetas tibiales, dos húmeros, un cúbito, dos trozos proximales de tibia y un trozo de posible metatarso". Después de proceder con la detención del acusado, este confesó que es santero de una religión en la cual los huesos integran la prenda cristiana de este culto.

Santer de un sincretismo religioso

El detenido, por lo tanto, forma parte del sincretismo religioso de la regla Kimbisa del Santo Cristo del Buen Viaje, una rama heterodoxa de la religión cubana conocida como Palería. Los creyentes de esta doctrina realizan sus rituales introduciendo en un caldero restos humanos, palos y otros objetos. En su declaración la pareja del detenido aseguró en los agentes que había visto al hombre manipular una de las tumbas del cementerio municipal e introducir alguna cosa en su mochila.

Después de identificar la tumba de la cual se extrajeron los huesos, las autoridades pudieron localizar a la hija del difunto, quien les comunicó que en verano había encontrado la tumba "dañada, semiabierta y con la lápida caída". Ante estos hechos el Juzgado ha considerado que se trata de un posible delito contra el respeto de los difuntos y ha autorizado la exhumación del resto del cuerpo para poder comparar el perfil genético con los huesos encontrados en casa del acusado.

Confrontación de derechos fundamentales

Según el juez se trata de una confrontación de derechos fundamentales. Por una parte, está la libertad ideológica del investigado, y por la otra se encuentra el derecho al honor, la intimidad y la imagen del difunto. Mientras tanto, el cementerio de San Sebastián de La Gomera se encuentra cerrado por las autoridades, y el acusado se encuentra en libertad provisional sin fianza con cargos por un presunto delito contra el respeto a los difuntos.