Una ráfaga de disparos en el interior de un portal acabó con la vida de un hombre de nacionalidad española, de entre 30 y 40 años, este martes a las cuatro y media de la tarde en el número 200 de la calle Consell de Cent, en el centro de Barcelona, tal como avanzó ElCaso.com. Por el momento, no hay detenidos y la investigación de los Mossos, que está bajo secreto de sumario, todavía no ha podido avanzar. Los Mossos tienen identificado al hombre, que vivía solo en la cuarta planta de este edificio —un piso que ahora está precintado policialmente— y están repasando su vida para poder obtener alguna pista que permita aclarar quién lo quería muerto, si, como todo parece indicar, era él el objetivo del pistolero que abrió fuego y lo mató.
En total, según las informaciones recogidas por los agentes de la policía científica de la Divisió d'Investigació Criminal (DIC), se dispararon una decena de tiros. Cuatro impactaron en el hombre: uno, directamente en la cabeza, y los otros tres, en la zona de la espalda. El resto aún se pueden ver en la pared del portal y también en el cristal de la puerta; uno, al menos, lo atravesó. Esta mañana, todo el que pasaba por delante del bloque, sabiendo que allí habían matado a una persona, se detenía. Muchos grababan vídeos. Nadie, sin embargo, sabía quién era el hombre que estuvo tendido en el suelo, muerto, hasta que la funeraria se lo llevó, después de que el juzgado de guardia de Barcelona autorizara el levantamiento, tras haber analizado, junto con los investigadores y el forense de guardia, la escena del crimen.
Sin línea clara de investigación
Los investigadores de los Mossos, al menos que se haya hecho público, no tienen ahora mismo una línea clara de investigación, y los próximos días serán clave para poder saber hacia dónde avanzan las diligencias, sobre todo para aclarar quién disparó y por qué. Los testigos aseguraron que el pistolero, que huyó, era un hombre corpulento, que estaba esperando y que, según las hipótesis de los Mossos, cuando la víctima entró en el portal, disparó. Aunque las llamadas al teléfono 112 activaron también equipos del Sistema d'Emergències Mèdiques (SEM), de nada sirvió.

El hombre ya estaba muerto. El análisis balístico, junto con los informes forenses, serán clave para saber cómo murió, y también si el arma que utilizó el pistolero —una pistola corta con un cargador de 14 o 15 cartuchos, según las primeras informaciones— puede estar relacionada con otros hechos delictivos. Los agentes recogieron diversos restos de proyectiles en la zona de los hechos, que serán analizados.
Imágenes de cámaras de seguridad
Las imágenes de las cámaras de seguridad del bloque de enfrente, al otro lado de la calle, que están instaladas en el interior del portal pero enfocan directamente al número 200, también ayudarán a los Mossos a comprobar los movimientos del pistolero antes y después de los hechos. Durante la tarde también se pudo interrogar a varios testigos que vieron al atacante y oyeron los disparos.
Para comprobar que el autor de los disparos no estuviera todavía en el interior del edificio, agentes del ARRO de los Mossos, con material balístico, revisaron todos los pisos hasta el ático, en la quinta planta. Cuando accedieron, no encontraron a nadie, ni tampoco ninguna puerta abierta. Más tarde, cuando el juez llegó al lugar de los hechos, y para poder recoger indicios para la investigación, los agentes accedieron al piso de la cuarta planta, donde supuestamente vivía el hombre asesinado, que ha quedado precintado.
