Nuevas revelaciones sobre el caso Daniel Sancho. Salen a la luz las conversaciones entre el cirujano colombiano Edwin Arrieta y el hijo del actor español Rodolfo Sancho antes del crimen cometido en la isla tailandesa de Koh Panghan el pasado mes de agosto. Una ola de claroscuros ha inundado las investigaciones con reproches entre ambas partes y la Policía de Tailandia filtrando nuevos datos, en muchos casos, y supuestamente, falsos. Mientras los abogados de la víctima mortal calificaron de "vergüenza" la nueva posición de los letrados de Daniel, estos aseguran que hubo "irregularidades" en el procedimiento policial y que Arrieta murió accidentalmente al caer de espaldas durante una discusión con su cliente.
En cualquier caso, ahora la justicia comienza a sacar con cuentagotas los informes que, en muchos casos, desmienten o desmontan parte del relato creado por la Policía de Tailandia, especialmente por el mediático subdirector del cuerpo, Surachate Hakparn, conocido como Big Joke. El jefe policial, además de ser el encargado y supervisar el caso contra el español, fue registrado en su residencia oficial de Bangkok para buscar pruebas por un soborno de unos 140 millones de baht, que al tipo de cambio actual supondrían unos 3,65 millones de euros, de un grupo ilegal de apuestas en línea. Este caso de supuesta corrupción, no obstante, es un dato más en medio de las investigaciones y sumarios que ahora revela la justicia del país.
"Chiqui, ya estoy aquí esperando"
El primer documento filtrado de la investigación de este mediático crimen en Tailandia ha salido a la luz este jueves. Según ha avanzado En boca de todos de Cuatro, Sancho habría quedado con Arrieta en el puerto de la isla tailandesa para ir en moto hasta el hotel, donde se produjo el supuesto homicidio, y luego, una vez muerto el cirujano colombiano, siguió mensajeándolo para tener la coartada que él creía perfecta: que pensaran que no habían llegado a verse. "Chiqui, ¿entonces a qué hora te espero en el puerto? Ya estoy aquí esperando", aseguraba el español en la conversación poco antes de verse con la víctima.
Al parecer, Arrieta fue a dar una vuelta en barco e hizo esperar a Sancho. Pese a ello, después fueron juntos en moto hasta el hotel. Pero después del crimen, el español siguió escribiéndole para generar una coartada, sabiendo que ya estaba muerto, a altas horas de la madrugada. "Chiqui, ¿dónde estás? Estoy muy preocupado", le decía, para horas más tarde remarcar su angustia: "Chiqui, por Dios, espero que estés aquí y que hayas perdido el móvil o la bolsa. No entiendo nada, tengo miedo". Así lo ha explicado el medio citado tras tener acceso al sumario de la investigación.
Todo ello, no acaba de encajar con las versiones de los diferentes abogados, de ambas partes, aunque es una parte muy superficial de la investigación completa. Mientras los letrados de Arrieta aseguran que fue un asesinato premeditado porque fue a comprar cuchillos, los de Sancho recalcan que hubo una discusión y una agresión contra el español y el cirujano acabó muriendo de forma accidental. Esto convertiría en el crimen en un homicidio, lo que reduciría sustancialmente la pena. Aun así, todavía no se ha hecho público, del todo, qué pasó aquella noche, entre idas y venidas de información, en muchos casos, contradictoria.