A las ocho y media de la mañana de este martes, los Mossos d'Esquadra entraban en casa de Dani Montes Barba, el hombre que ha matado presuntamente a Aleix, un chico de 15 años, al dispararle dos veces durante una pelea en Sant Hipòlit de Voltregà, en Osona. El objetivo de la policía catalana es encontrar el arma homicida, que creen puede estar escondida en el domicilio del pistolero, en la calle de Sant Martí de este municipio de la Plana de Vic. A pesar de haberse entregado sin oponer ninguna resistencia, Dani Montes se ha cerrado en banda y no quiere revelar dónde se encuentra la pistola con la que ha puesto fin a la vida de Aleix la madrugada del lunes.

Los Mossos no encuentran el arma  

Dani Montes huyó de la escena del crimen, pero los Mossos lo encontraron ocho horas más tarde caminando por la carretera C-17 a la altura de Vinyoles, a solo dos quilómetros de la calle de Sant Martí. Detenido el pistolero, ya solo falta encontrar la pistola que utilizó para matar, presuntamente, a Aleix. La colaboración de Montes, que siguió las indicaciones de la policía catalana una vez le pillaron, acabó tan pronto como le colocaron los grilletes; no dice nada ante las preguntas de los investigadores sobre el paradero del arma, y tampoco lo hace su abogada, designada de oficio, que se ha trasladado hasta el municipio para brindar asistencia legal a Montes. 

En el interior del inmueble, los agentes del Área de Investigación Criminal (AIC) de la región policial central, solo han encontrado un perrito, Fuji, única compañía de este hombre que los vecinos describen como muy conflictivo, a menudo enredado en problemas con las drogas. Una tía del detenido se ha llevado a Fuji a su casa mientras la Policía Científica registra todos los rincones del domicilio de Dani Montes. 

Registran también una nave a las afueras del pueblo 

Como no han encontrado nada en la vivienda, los investigadores han decidido registrar también una nave donde Dani Montes acostumbraba a ir a menudo. Se trata de un almacén situado en una zona apartada, cerca de Sant Hipòlit de Voltregà, donde los agentes han entrado con detectores de metales, intensificando, así, la búsqueda del arma que ha matado a Aleix.