La clínica dental de Alzira, en Valencia, donde murió una niña de seis años, continúa en el punto de mira debido a los nuevos descubrimientos que se están haciendo sobre el centro. Ahora, ha salido a la luz un nuevo dato que complica más la ya precaria situación del establecimiento, y es que se ha detectado que la clínica no tenía ningún tipo de autorización para realizar sedaciones con fármacos intravenosos, un nuevo descubrimiento que empeora el polémico caso que ha implicado la muerte de una niña y el ingreso de otra, de cuatro años, en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI).
Hoy, sábado 22 de noviembre, fuentes de la Consejería de Sanidad han confirmado que el centro privado está autorizado como clínica dental, y pueden llevar a cabo actividades de odontología y estomatología, por lo que pueden aplicar sedantes, pero solo anestésicos locales. En cambio, no tienen ninguna autorización que les permita aplicar fármacos intravenosos. Aun así, para tratar a la menor le aplicaron un sedante de forma intravenosa, sin tener autorización, y después de eso murió.
Visita mortal al dentista
Los hechos tuvieron lugar el jueves, cuando una niña acudió al dentista y se le aplicó un sedante para extraerle unos dientes de leche y hacerle un empaste. La niña salió bien de la visita, pero un rato más tarde llegó en parada cardiorrespiratoria al servicio de urgencias del Hospital de la Ribera. Los sanitarios hicieron lo posible por ayudarla, pero la niña acabó muriendo. Más tarde se descubrió que también había ingresado otra menor de cuatro años que también había pasado por la clínica esa mañana, por lo que se fue a indagar. Por ahora, se está investigando el lote de anestesia para ver si presenta algún problema, pero aunque sea así, la clínica continúa entre la espada y la pared, por haber aplicado la anestesia sin permiso.