La Policía Nacional desmantelaba esta semana, tras una investigación de un año, una secta en Vistabella del Maestrat, una localidad de Castellón, en la que se han denunciado aberraciones sexuales contra niños y mayores de edad que habitaban esta comuna, liderada por un hombre de 64 años que se autodenominaba "enviado de Dios". Este hombre ha sido detenido junto a otras ocho personas como responsables de estos abusos sexuales.
Desmantelada una secta en Castellón
Se trata de cuatro hombres y cinco mujeres, entre los que se encuentra Antonio G. L., el líder de 64 años que regentaba una herboristería en Castellón hace años y ha escrito dos libros de autoayuda, recoge Las Provincias. Bajo el pretexto de ser "un enviado de Dios", llevaba a cabo rituales en los que se incluían actos sexuales, considerados por la policía como "aberraciones" tanto a los adultos que conformaban la secta como a los niños, que solían ser los hijos de los miembros.
Todo se llevaba a cabo en una masía aislada llamada la Chaparra, a unos 7 kilómetros de Vistabella del Maestrat, donde trabajaban algunos de los componentes -otros trabajaban dispersos en otros pueblos de la zona. Tras el desmantelamiento del grupo, que tuvo lugar el martes, dos menores, de 8 y 13 años, han quedado a cargo de la Generalitat Valenciana, que son dos de los doce liberados de esta "secta destructiva". Víctimas de abusos sexuales, tendrán que ser examinados médicamente y sometidos a un seguimiento psicológico para superar la situación. Esta decisión se ha tomado después de que el juez instructor del caso haya decretado la suspensión de la patria potestad de los padres de los niños.
Aberraciones sexuales y expropiación de bienes
Además de las aberraciones sexuales de la secta liderada por este supuesto "enviado de Dios", la Policía Nacional está cuantificando el patrimonio que había expropiado Antonio G. L. a los adeptos que había reclutado a lo largo de los veinte años que ha durado la secta, que llegó a aglutinar a una treintena de personas, entre las que había parejas con hijos menores de edad. Dos de los miembros, un hombre y una mujer, solían acercarse a Vistabella para comprar comida.
Toda la vida de la comuna, desconocida por los alrededor de 200 habitantes de la población, se desarrollaba en la finca agrícola, que estaba rodeada de una valla metálica y contaba con cámaras de seguridad. Solo algunos de ellos trabajaban en localidades cercanas, como un joven de la brigada municipal del Ayuntamiento de Vistabella o el empleado de una empresa azulejera de Almassora. La poca información que conocían los vecinos es que algunos de los niños vivían en la Chaparra desde poco después de nacer y se escolarizaban en Vistabella al principio, aunque en la actualidad ninguno iba a la escuela del pueblo.
Una masía autogestionada y liderada por un "enviado de Dios"
En declaraciones recogidas por Las Provincias, el alcalde del municipio, Jordi Alcon, ha explicado: "la gente que vivía allí formaba parte como de una comunidad y eran alternativos, pero nunca han ocasionado ningún problema y tampoco había grandes movimientos de coches ni ninguna situación que nos hiciera sospechar", además de describir que no eran muy sociables y no tenían mucha relación con los vecinos de la localidad.
Los nueve detenidos, entre ellos Antonio G. L., que también perjuraba que podía curar el cáncer con sus métodos, han pasado a disposición judicial y tres de ellos han ingresado en prisión comunicada y sin fianza, acusados de delitos sexuales contra adultos y menores, además de estar investigados por trata de seres humanos y exhibición de pornografía a niños.
Tras el registro de la finca, tal y como recoge El País, se encontraron aparatos sexuales supuestamente utilizados para las violaciones y abusos, además de material audiovisual y efectos de tipo religioso, dinero en metálico, joyas, relojes, otros objetos de valor, así como agendas con datos personales y movimientos bancarios.