La policía francesa ha arrestado a cinco personas más, sospechosas de haber participado en el histórico robo del Museo del Louvre el pasado 19 de octubre. Según los medios del país, las detenciones se han hecho este miércoles por la noche en París y en el municipio de Seine-Saint-Denis; los registros que han llevado a cabo los investigadores, sin embargo, no han conseguido localizar las joyas, que continúan en paradero desconocido

Según las primeras informaciones, uno de los detenidos ya estaba en el punto de mira de la policía, ya que tenían pruebas de ADN que lo relacionaban con este robo. Según la fiscal de París, Laure Beccuau, este individuo es uno de los dos hombres que esperaban con las motos para huir después del asalto, según ha explicado en declaraciones al programa RTL. Este sospechoso ha puesto a la policía sobre la pista de los otros cuatro arrestados; para Beccuau, "pueden proporcionar información sobre cómo se desarrollaron los hechos". 

Los dos primeros arrestados han confesado parcialmente 

Los dos hombres detenidos el pasado 25 de octubre han confesado parcialmente su implicación en el robo. Uno de ellos, de 34 años y nacionalidad argelina, fue pillado en el aeropuerto Charles de Gaulle cuando intentaba abandonar Francia rumbo a su país. El otro, de nacionalidad francesa y de 39 años, fue detenido poco después. Ambos han sido acusados de robo en banda organizada y asociación criminal, unos cargos que pueden costarles entre 10 y 15 años de privación de libertad. De momento, se encuentran en la cárcel de manera provisional

En cuanto a los hechos, tuvieron lugar alrededor de las nueve y media de la mañana, a plena luz del día y con el museo lleno de visitantes. Con una grúa que sustrajeron el 10 de octubre, dos de los ladrones, disfrazados de obreros para no levantar sospechas, accedieron hasta la Galería Apolo, ubicada en la primera planta. En solo siete minutos, volvieron a salir, cargando las joyas de Napoleón y de la corona francesa, y desaparecieron montados en motos que conducían otras dos personas. De las joyas, ocho piezas valoradas en más de 80 millones de euros, a estas alturas, no hay ni rastro.