El pasado 19 de enero los Mossos d'Esquadra explotaron un largo y complicado caso de estafas, el 'cas Últim'. El ARRO de la región policial Metro Sur tiró al suelo la puerta de la casa donde vivía Tomás Sánchez Pacheco, un conocido estafador de 45 años, y Vicente, su mano derecha, de 52 años. Vivían juntos en Sitges, sin un gran tren de vida ni ostentación, pero escondiéndose de la policía que hacía meses, desde agosto, que iban detrás suyo por 18 estafas en alquiler de pisos y oficinas, alquiler de material informático y electrónico y la creación de consultas para médicos privados en el centro de Barcelona. Después de ser arrestado, Tomás Sánchez ha ingresado en la cárcel y su lugarteniente ha quedado en libertad con cargos. Según los cálculos de los Mossos, el grupo que lideraba a este veterano estafador ha llegado a engañar 102.842 euros entre el impago de los alquileres, la venta de aparatos informáticos y electrónicos y el adelanto de dinero por parte de los médicos que de buena fe querían instalarse en las oficinas que la banda decía estar equipando. El inspector Israel Garcia de la Llave, subjefe del Área de Investigación Criminal de la región de Barcelona ha explicado a ElCaso.com que la estafa habría podido ascender a más dinero si no hubieran frustrado, durante la investigación, una operación que Tomás Sánchez quería hacer para alquilar una planta entera en un gran edificio del centro de la capital de Catalunya que habría comportado pérdidas en la propiedad por más de 400.000 euros.

Además de Tomàs y Vicente, los Mossos también han denunciado a tres personas más, dos hombres y una mujer, de entre 23 y 33 años, que también formaban parte de toda la engañifa orquestada por la banda, y que se dedicaban a hacer todos los papeles de la obra para dar verosimilitud a las estafas que perpetraban los dos hombres. Para enredar a médicos para ofrecerlos sus servicios y que se instalaran en los locales que querían poner en marcha, los dos estafadores se hacían pasar por médicos, un papel que tenían muy desarrollado, siendo conocedores del argot médico, y también utilizaban los otros investigados para hacerles pasar por otros médicos, por secretarios o por transportistas, para dotar las estafas de más contenido y conseguir la confianza de los propietarios de las empresas que eran estafadas.

Alquilaban oficinas y pisos y no pagaban

El modus operandi de Tomàs y Vicente era siempre muy parecido. El objetivo de los estafadores consistía en ganarse la confianza de empresas inmobiliarias para alquilar pisos -que después realquilaban- o despachos -para instalar después consultas médicas- pero sin hacer frente a los pagos. También sabían que podían obtener dinero haciendo una estafa parecida pero con el alquiler de material electrónico e informático, que después revendían.

 

Haciéndose pasar por médico engañaba a los propietarios de los locales que quería alquilar, ordenando las transferencias que le pedían, por las fianzas y los meses de adelantado, pero después de entregar los comprobantes, las anulaba. De esta manera, conseguía los contratos sin pagar, generando pérdidas a los propietarios. En algunas ocasiones, incluso, estafaba también a doctores que les ofrecía instalarse en los locales que habían alquilado pidiendo pagos concretos cuando se iban adelantando con las adecuaciones de los locales. Les hacía pagar pequeñas cantidades de dinero para instalar el ADSL, por ejemplo, instalaciones que nunca llegaba a hacer.

Desde el mes de agosto que el grupo de Estafas del AIC de Barcelona que seguía a Tomàs Sánchez Pacheco y a su gente. Si bien los tenía controlados, no se quería detenerlo solamente por un caso, y se hicieron seguimientos y escuchas para poder acreditar que se trataba de una criminal organizada que trabajaba de manera coordinada y con un modus operandi entrenado. Durante la investigación los presuntos delincuentes siguieron con su negocio, sin saber que los Mossos les tenían el pie en el cuello. La policía frustró una estafa que hubiera comportado unas pérdidas por valor de más de 400.000 euros a los propietarios de una finca del centro de Barcelona.

El jefe de la banda intentó alquilar una primera planta de un importante edificio de la capital de Catalunya con la intención de instalar una consulta médica. Para ganarse la confianza de los propietarios envió a su secretaria, que mientras estaban negociando, ya estaba en las oficinas para dar sensación de seriedad de la empresa de Tomàs Sánchez. Otros de las estafas se habían hecho en pisos donde vivían los mismos integrantes de la banda o que también realquilaban a otras familias para vivir. Los investigadores también han detectado que habían engañado en empresas de publicidad que le hacían productos de merchandising, que ayudaban también a hacer todavía mayor a la pelota.

Los Mossos alertaron a la propiedad y frustraron el contrato, evitando una nueva estafa. Finalmente, se decidió entrar en casa de los estafadores este pasado 19 de enero.

Vivían de las estafas

La pareja vivía en una casa de Sitges, en el Garraf (Barcelona), sin demasiados lujos. El dinero que sacaban de las estafas no les daba para mucho ni para conseguir un tren de vida demasiado exagerado. Tal como explican los investigadores que han seguido durante meses a los dos hombres que estaban en lo alto de la organización, el dinero que iban obteniendo de las estafas lo utilizaba para vivir. Tenían mucha movilidad por todo el Estado español y ahora hacía algunos meses que estaban en la zona del Garraf y trabajando sobre todo en Barcelona ciudad con la intención de hacer grande la pelota y después, si eran detectados, escapar, como ya habían hecho en otros puntos de España.

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Imagen de Tomàs Sánchez, en uno de los seguimientos de los Mossos d'Esquadra / CME

Los investigadores celebran que después de la larga investigación y de una explotación exitosa, el juez que recibió a Tomàs Sànchez ordenó su ingreso a prisión de manera preventiva, un hecho que no es habitual con este tipo de estafa. Hay que recordar que al ahora detenido le constan cuatro antecedentes por parte del cuerpo de Mossos d'Esquadra y once más entre Guardia Civil y Policía Nacional, por estafas de características similares. Todos sumados, los otros integrantes de la banda suman nueve antecedentes de los tres cuerpos policiales, también por hechos similares.