Importante golpe policial a los narcopisos del Raval de Barcelona. Un equipo de investigación conjunto formado por agentes de la Guardia Urbana de Barcelona y de los Mossos d'Esquadra han llegado a poder poner nombre y cara a uno de los hombres más fuertes de este tipo de pisos que se dedican en venta, al detalle, de droga a yonquis del barrio. Pequeñas cantidades de droga -cocaína, heroína y crac- en porciones de 5 euros que consiguen pidiendo o haciendo hurtos.
Al delito de salud pública, se tiene que sumar un problema grave de convivencia en los bloques donde hay narcopisos por el ruido, peleas y actividad que generan los clientes, las 24 horas del día. Combatir estos pisos se ha convertido en una prioridad de la Guàrdia Urbana de Barcelona, con investigaciones exprés, que en un mes consiguen que los jueces les autoricen a desmantelarlo, como también con investigaciones más profundas, como esta que ElCaso.com ha conocido los detalles, el caso Chaca.
Los investigadores, gracias a la colaboración ciudadana y a la proximidad de los agentes, que están en contacto directo con los vecinos que más sufren los problemas de incivismo y de inseguridad que generan estos puntos de venta y consumo de droga, fueron cerrando el círculo sobre el famoso Chaca. Todo el mundo hablaba de él. Los "torneros", las personas que se encargan de hacer la gestión ordinaria de los pisos y de vender la droga a los clientes, hablaban de un tal Chaca y los vecinos dieron detalles que coincidían en todos los pisos que estaban investigando. El trabajo de los agentes especialistas en Salud Pública de los dos cuerpos policiales consiguieron saber quién era. No era conocido de la policía, no tenía antecedentes ni había estado antes investigado por delitos de este tipo.
El control de los narcopisos del Raval y el caso Chaca
Siempre hacía lo mismo, se movía en patinete y se encargaba de ir a los pisos que él controlaba o a los nuevos, a los que abría. Llevaba dos escoltas, de avance, que vigilaban que las calles estuvieran limpias y que la policía no tuviera vigilados los pisos. Los mandos de la comisaría de Ciutat Vella de la Guardia Urbana han explicado a ElCaso.com que el hombre hacía vida normal, después de llevar a su hija a la escuela, si hacía falta, se desplazaba a los pisos que controlaba por si tenía que solucionar problemas. Tal como si el gerente de una empresa de pisos turísticos se tratara, él mismo, sí que con medidas de autoprotección, contrataba a los operarios, con su nombre real, para arreglar el timbre o las puertas, si hacía falta, de los pisos que utilizaban como puntos de venta y distribución.
Esta investigación ha permitido desmontar seis narcopisos, todos en la corona central del Raval, y también dos almacenes y pisos donde vivían los detenidos, también el Chaca. Pero la singularidad de esta investigación, que ha acabado con más de una decena de detenidos, es que se ha tocado hueso, no solo se han cerrado pisos de venta y distribución. Los agentes del Grupo de Delincuencia Urbana (GDU) de la comisaría de Ciutat Vella y de la Unidad de Investigación de la Guardia Urbana y el Área Regional de Investigación de Barcelona de los Mossos d'Esquadra han podido atacar las tres escalas del entramado que lideraba el Chaca.
Por debajo de él, como segundo peldaño, los investigadores han podido situar a dos personas que se encargaban de poner a punto los pisos -cámaras de seguridad, internet, puertas fortificadas...- y también buscar a los testaferros para alquilar los pisos -pagaban la fianza y al cabo de 2-3 meses los abandonaban, y abrían un nuevo piso. En el último tramo, en el tercer peldaño, los investigadores sitúan a los "torneros", personas, algunos dominicanos y otros de otras nacionalidades, que hacían los turnos para mantener abiertos los narcopisos. Son la escala más baja, algunos también con problemas con las drogas, y que cobran, tal como se ha podido saber de otras investigaciones, unos 1.400 euros en el mes.
Ruta de los narcopisos: recoger dinero y entregar droga
Durante las vigilancias que se han hecho para aclarar quién era el Chaca y como tenía la red de narcopisos organizada, los agentes de la Guàrdia Urbana y de los Mossos d'Esquadra también han podido saber cómo se distribuía la droga por los diversos puntos. Uno de los hombres del Chaca, con patinete, hacía la ruta entre los pisos, recogía el dinero, le decían qué necesitaba, y acababa la ruta en un piso que servía de almacén, donde volvía a iniciar la ruta para repartir la droga. Y lo volvía a repetir otra vez. Recoger dinero, coger la droga y repartir la droga. En menos de una hora hacía la ruta por todos los narcopisos y volvía al almacén.
Con este sistema, se evitan que si la policía entra en el piso -"saben que tarde o temprano entraremos", asegura uno de los cabos de la Guardia Urbana que ha llevado la investigación- no encuentre grandes cantidades de droga, y evitan, también, que otras bandas criminales los asalten para hacerse con la droga. Para defenderse de estos narcoasaltos, los responsables del almacén tenían dos armas de fuego, que pudieron ser intervenidas durante las entradas judiciales en la explotación del caso, en la fase final de la investigación.
Las entradas, coordinadas en doce pisos, algunos de ellos almacenes de droga y la residencia del Chaca, se hizo el pasado 21 de diciembre, tal como adelantó en aquel momento ElCaso.com. Se pudo detener a quince personas, entre ellas el Chaca, que fue arrestado en su casa, sorprendido por la acción policial, y se pudo requisar medio kilo de droga, 10.000 euros en efectivo, dos vehículos y dos armas de fuego. A pesar de haber desmantelado los seis pisos que servían de puntos de venta y consumo de droga, los detenidos quedaron en libertad con cargos, a la espera de que sean citados cuando llegue el día del juicio. El Chaca se quedó sin pasaporte y sin poder salir del Estado español, pero en libertad.
Colaboración entre Guardia Urbana y Mossos
Esta investigación permite confirmar la buena salud de las relaciones entre los especialistas en la lucha contra el narcotráfico en la capital catalana, con equipos de investigación formados por agentes de la Guardia Urbana y de los Mossos d'Esquadra, que trabajan como un solo cuerpo policial, para acabar, no con la droga, que los mandos saben que es misión imposible, sino con los problemas más graves que genera a los vecinos que tienen que convivir con esta lacra.
Los jefes de Ciutat Vella celebran la investigación del caso Chaca, ern la qual, por primera vez, se ha disparado más arriba que solo contra un narcopiso concreto. Al mismo tiempo, valoran la colaboración ciudadana que consiguen los agentes explotando la proximidad con los vecinos y comerciantes con la Policía de Barrio y también los agentes de paisano del GDU. Con todo, sin embargo, aseguran que hay que mantener esta estrategia para, si bien no acabar con la droga en Ciutat Vella, sí tenerla controlada y evitar que el corazón de la capital de Catalunya se convierta en un caos.