Efectivos de los Bomberos de la Generalitat, de los Mossos d'Esquadra y de la Policía Local de Tortosa buscan desde este domingo a un hombre de 58 años y de nacionalidad suiza que desapareció cuando paseaba con un grupo de amigos por la zona del Coll de l'Alba. Hacía solo tres días que se había instalado en la capital del Baix Ebre, y se lo perdió la pista por un camino de la Mola del Punxó. Una de las vecinas que también estaba en el grupo alertó a los servicios de emergencia hacia las nueve menos cuarto de la noche, y se activó inmediatamente un dispositivo de búsqueda.

Salió sin teléfono

El grupo de vecinos decidió salir a pasear por la sierra en torno a las seis de la tarde del domingo. Hacia las siete, se dieron cuenta de que el desaparecido no estaba con ellos, y empezaron a buscarlo, pensando que no podría estar muy lejos. Como no lo encontraban, llamaron al 112 explicando la situación, muy preocupados porque no llevaba el teléfono móvil encima y porque no estaban seguros de si sabría encontrar el camino de vuelta en casa a solas.

Hasta 18 dotaciones de los Bomberos con el Grupo Canino de Búsqueda (GCR), el Grupo de Soporte Operativo (GRANDE), el Grupo de Actuaciones Especiales (GRAE) y la Unidad de Mando Media (UCM) empezaron a peinar la zona en busca del hombre. El hecho de que no llevara el móvil dificulta la tarea de los investigadores, ya que elimina la posibilidad de encontrarlo utilizando la geolocalización del dispositivo. Seis patrullas de los Mossos d'Esquadra, incluida la unidad canina, agentes de la Policía Local se sumaron al dispositivo que durante la tarde de este lunes se extendió hacia el camino del Ranxero y el barranc del Rei.

Durante este martes también se ha elevado un helicóptero y varios drones con cámaras térmicas, así como numerosos voluntarios de entre los vecinos de Tortosa. El desaparecido desconoce la zona, y a estas alturas no hay ninguna pista sobre su paradero. El hombre tiene recetados una serie de medicamentos que tiene que tomarse cada día, y el hecho de que lleva ya 48 horas sin ningún rastro hace temer a los investigadores lo peor.