La madrugada de este domingo murieron cuatro personas como resultado de un atropello masivo a las puertas de un restaurante donde se celebraba el convite de una boda. El presunto autor del crimen, un hombre de 35 años, embistió a los invitados después de una pelea que provocó su presencia. Y es que su sobrino, un joven de 18 años que también se encontraba en el lugar de los hechos, había tenido una relación sentimental con la novia, y no estaban invitados.

La expareja de la novia y sus familiares sí que tenían permiso para asistir a la ceremonia religiosa, pero no estaban invitados a la cena de después, en el restaurante El Rancho de Torrejón. No obstante, el acusado, acompañado por sus hijos de 15 y 16 años y por su sobrino, accedió al local con la excusa de darles un regalo a los recien casados. Su presencia generó cierta tensión, y algunos de los familiares del novio les pidieron que se marcharan.

Una vez fuera, sin embargo, empezó una pelea que se disolvió después de unos cuantos puñetazos. El acusado subió al coche junto con sus familiares, pero no se marchó. Esperó hasta que todos los invitados, unas 250 personas, salieron del restaurante y embistió contra ellos a toda velocidad, hiriendo a diez de los asistentes y acabando con la vida de cuatro de ellos, todos familiares del novio.

Huyeron con 5.000 euros

Después de sembrar el caos huyó y llegó hasta una urbanización de Toledo, donde los agentes de la policía le detuvieron con el coche destrozado y 5.000 euros que había robado, y que correspondían en la recaudación que se hace en las bodas según la tradición gitana. El hombre fue detenido y sus hijos se marcharon con la madre. En un primer momento se sospechaba que la expareja de la novia había huido, pero las investigaciones revelaron que no se encontraba en el vehículo en el momento de los atropellos.

Atropello Torrejón de Ardoz
El coche en el cual se cometió el crimen quedó completamente destrozado. / EFE

La versión del acusado

El hombre fue arrestado y lo trasladaron a la comisaría del barrio de Tetuán donde procedieron con su interrogación. Según el acusado, el atropello fue un accidente que ocurrió mientras huía de un tiroteo. La policía registró el lugar del crimen así como los alrededores del restaurante, pero no encontró ningún casquillo de bala. Por el contrario, lo que sí que encontraron fueron marcas de derrapajes y restos humanos, lo cual podría confirmar que el atropello había sido intencionado y, además, reiterado.