El pasado 21 de mayo los agentes de la Unidad de Investigación de la comisaría de los Mossos d'Esquadra de Sant Martí de Barcelona detuvieron a cinco personas, cuatro hombres y una mujer, de entre 27 y 64 años y originarias de Georgia, acusadas de ocho robos con fuerza y dos tentativas en casas y pisos de Barcelona ciudad, Puig-reig, Avià y Solsona. Los investigadores detectaron que hacía tiempo que este grupo operaba en la zona, vigilando a las potenciales víctimas y colocando diferentes marcadores en las puertas para saber cuándo era seguro para ellos entrar.

La policía catalana empezó a investigar durante el mes de octubre del año pasado después de que les llegara una denuncia sobre un robo con fuerza en el distrito de Sant Martí. Poco después de los hechos pudieron identificar a uno de los ladrones con varios objetos cuyo origen no supo justificar. La víctima reconoció a esta persona como el presunto ladrón que había entrado en su casa, y los informó de que había encontrado pequeños trozos de plástico en la puerta de casa cuando volvió de vacaciones. A raíz de eso, los agentes de la División de Investigación Criminal (DIC) hicieron un seguimiento del sospechoso.

 

El dispositivo de vigilancia que montaron reveló que había cuatro personas más implicadas en los hechos. Además, vieron cómo, en tres días consecutivos, fueron a Berga, a Puig-reig, a Avià y a Solsona con el objetivo de robar también en casas de estos municipios. Según lo que observaron, el grupo seleccionaba previamente los domicilios que posteriormente sometían a una vigilancia exhaustiva. Acostumbraban a caminar separados por los alrededores del domicilio, haciendo ver que no se conocían, e iban un mínimo de dos veces antes de cometer el robo. Colocaban marcadores en las puertas de entrada para asegurarse de que los inquilinos no estaban, y observaban la cerradura para poder forzar los bombines dependiendo de la marca o el modelo.

Cuando se habían asegurado de que los propietarios no estaban en la vivienda, se ponían manos a la obra, diversificando las tareas. Tenían un "experto" en bombines que forzaba las puertas para poder entrar, mientras otro se quedaba en el exterior vigilando. El resto entraba y se llevaban todo lo que podían. Además, la mayoría de los roles eran rotativos, es decir, no intervenían de la misma manera en cada uno de los robos, una técnica orientada a dificultar su identificación.

Gran movilidad, una decena de robos por toda Barcelona

Los investigadores también comprobaron que los cinco sospechosos tenían una gran movilidad, no solo por Catalunya, sino también por todo el Estado, y cambiaban a menudo de residencia para evitar ser pillados. Después de obtener el permiso judicial, los Mossos hicieron cuatro entradas y registros, dos en Barcelona, una en Santa Coloma de Gramenet y la última en Badalona, durante los que intervinieron una detonadora, dinero en efectivo, joyas, documento de venta de estas y diferentes herramientas para cometer los robos. También contaban con una báscula, un kit de ácido y piedra de toque para poder analizar el peso y la pureza de las joyas de oro.

Los cinco miembros del grupo, con once antecedentes entre todos, fueron detenidos y pasaron a disposición judicial en el Juzgado de Instrucción número 11 en funciones de guardia de Barcelona.