Los dos acusados del asesinato de Eduardo Colmena aseguran que lo hicieron en "defensa propia". Hoy han declarado Pedro Santiago, el autor material del crimen, según la Fiscalía y la acusación particular, y también su mujer, también acusada del crimen, Olga Buendía. El crimen fue el 22 de diciembre de 2018, en torno a las diez de la noche, cuando dispararon a bocajarro tres tiros contra Colmena, que estaba en la plaza del Baró de Viver de Barcelona paseando su perro.
La familia de Colmena tuvieron claro desde un principio que los asesinos era una pareja de etnia gitana que formaban parte del clan Los Pistolas, que estaba viviendo en el barrio y que ya había generado varios incidentes con Colmena, que era uno de los vecinos más activos y queridos de este barrio de Barcelona, en la frontera con Santa Coloma de Gramenet.
Las investigaciones de los Mossos d'Esquadra permitieron relacionar los dos con el crimen y finalmente los pudieron detener, fuera de Catalunya. Ahora Pedro Santiago y Olga Buendía se enfrentan a una pena de 27 años de prisión por el asesinato y la tenencia de armas.
Teoría de la defensa propia para salvarse
Hoy, durante la primera jornada del juicio, en la Audiencia de Barcelona, Pedro Santiago ha querido explicar una versión que no liga con las investigaciones de los Mossos y la teoría de la Fiscalía ni tampoco con los testigos que aquel viernes vieron a pocos metros el crimen que acabó con la vida de Eduardo Colmena.
Ha asegurado que bajó a la placita, se encontró la víctima y se vio en peligro delante de un hombre con quién ya habían tenido problemas. Fue entonces cuando disparó tres veces con un arma que se había comprado hacía pocos días.
Colmena cayó al suelo muerto. Murió al acto. La teoría de defensa también la ha utilizado la mujer de Santiago, Olga Buendía, que ha explicado que en la cultura gitana las mujeres no se ponen en las peleas de los hombres.
"Mátalo, mátalo"
Incluso ha asegurado que ella no sabía nada del arma que llevaba su marido. La versión se contradice, otra vez, con la versión de la acusación, que asegura que fue ella quien animó a disparar contra el vecino que se había convertido en su enemigo al grito de "mátalo, mátalo".
El juicio tendrá que aclarar el papel de los dos detenidos, que están en prisión provisional, y cuántos años tendrán que pagar por el asesinato, si son culpables, de uno de los hombres que más intentó hacer para evitar lo que le acabó pasando a él: los problemas al Baró del Viver.