Un negocio fallido de marihuana, una deuda de 70.000 euros, un cadáver enterrado en una fosa con cal y seis detenidos, seis hombres españoles, muy peligrosos. Estos son algunos de los elementos que conforman el caso Gladium, que los Mossos d'Esquadra explotaron la semana pasada después de más de un año investigando la desaparición de un joven de 29 años del Vallès que, desde el 9 de mayo de 2023, nadie sabía dónde estaba, aunque todos sabían dónde podía estar. Entre los detenidos, todos relacionados con el narcotráfico de marihuana y asaltos violentos contra otros traficantes para robarles la droga, también hay un hombre que ya estaba en prisión.

La historia comenzó en mayo de 2023, cuando el joven quedó en Aiguafreda con unos conocidos suyos con quienes supuestamente había hecho negocios que no habían funcionado. Esto le había generado una deuda de 70.000 euros que ahora tenía que devolver, o haciendo más negocios —asaltando a otras personas que tenían droga— o pagando en efectivo. El encuentro se torció y terminó en tragedia. Cuando no llegaron a ningún acuerdo, los agresores atacaron al hombre, golpeándolo hasta la muerte.

 

Después del crimen, trasladaron el cuerpo hasta Terrassa y, posteriormente, a una zona boscosa de Collserola, en les Planes, cerca de Sant Cugat, donde lo enterraron en una fosa con cal para intentar evitar que se encontraran los restos. Los Mossos d'Esquadra comenzaron la investigación después de que los familiares de la víctima denunciaran su desaparición el 10 de mayo de 2023. Se encontró el vehículo del joven, que los mismos asesinos, para evitar ser relacionados con los hechos, dejaron aparcado lejos de Aiguafreda, donde lo mataron. A pesar de los esfuerzos iniciales por encontrarlo, no fue hasta el 13 de agosto de 2024 cuando se localizó el cuerpo de manera fortuita. Los restos óseos, encontrados en la zona boscosa de les Planes, fueron identificados gracias al análisis de ADN.

Peligrosos narcotraficantes

La investigación ya estaba en marcha, los Mossos ya seguían a los asesinos, con quienes creían que el joven se había reunido para intentar pagar la deuda, pero que lo habían hecho desaparecer. Los antecedentes de todos dirigían a los investigadores de la Unidad Central de Personas Desaparecidas de la División de Investigación Criminal (DIC) de los Mossos en la misma dirección. Este pasado 17 de septiembre se realizaron diversas entradas y registros en tres municipios: en Aiguafreda, donde los Mossos buscaron indicios para confirmar que había sido el lugar del crimen; y también en les Planes, donde se encontraron más sacos de cal, como los que se habían utilizado para enterrar al joven. También el Grupo Especial de Intervención (GEI) asaltó un piso en Sant Celoni, donde fue detenido uno de los peligrosos líderes de esta trama violenta que se dedicaba a robar droga a otros narcotraficantes y que cometió un error imperdonable. Durante los registros, los Mossos d'Esquadra intervinieron diversas armas de fuego, armas blancas, munición, un inhibidor de frecuencias, chalecos simulados de la Policía Nacional, sacos de cal y dos plantaciones de marihuana con 200 plantas cada una.

Imagen de la detención de uno de los integrantes del grupo criminal, en les Planes / EFE

Los detenidos, todos de nacionalidad española, acumulan un total de 43 antecedentes policiales, mayoritariamente por delitos violentos y relacionados con el tráfico de drogas, y tienen entre 41 y 46 años. Fueron puestos a disposición judicial y la mayoría han ingresado en prisión. Esta investigación, bautizada como caso Gladium, vuelve a poner de relieve la peligrosidad de las mafias del narcotráfico en nuestro territorio, que no dudan en hacer uso de la violencia para resolver los desacuerdos y los negocios fallidos. En este caso, la denuncia de la familia, al tratarse de una persona nacida aquí, permitió tirar del hilo y llegar hasta las pistas clave, también con el hallazgo del cadáver y la relación con el ADN, pero los Mossos advierten que hay más crímenes relacionados con el narcotráfico que no afloran o no se resuelven por la falta de arraigo de las víctimas en nuestro territorio, muchas veces originarias del Este, sobre todo de Albania, o de Marruecos.