La oleada de robos que se vivió en la Horta de Lleida hace poco más de seis meses y obligó a hacer un refuerzo policial en la zona, vuelve a golpear a los residentes de estas casas diseminadas. Con nada más 24 horas de diferencia, los Mossos d'Esquadra han registrado dos robos en casas de esta área que rodea la capital de Ponent, a la partida de Pla de Montsó. Por ahora, no hay detenidos y los hechos tuvieron lugar por la noche del pasado viernes 25 de octubre. La Guardia Urbana de Lleida montó un dispositivo especial hace un año, aproximadamente, y la policía catalana, tiempo después, reforzó su presencia en los senderos y carreteras cercanas a la ciudad ilerdense.

En los dos casos de este viernes, los ladrones reventaron una ventana en una de las viviendas y sustrajeron dinero, relojes de alta gama y joyas, mientras que en el otro, producido un día antes, los asaltantes saltaron la valla perimetral y se llevaron joyas, según ha explicado Segre. Además, al primer robo consiguieron sortear el sistema de seguridad en la vivienda. En cualquier caso, los Mossos d'Esquadra han abierto una investigación al respecto con el objetivo de esclarecer los hechos y, en estos momentos, no se han realizado detenciones.

Refuerzo de la Guardia Urbana de Lleida y de los Mossos d'Esquadra en la Horta

La oleada de robos violentos en la Horta de Lleida llevó, primeramente, a los vecinos a patrullar ellos mismos para pillar a los ladrones. Pese a ello, el consistorio ilerdense creó un dispositivo de la Guardia Urbana de Lleida en la zona para disuadir a los asaltantes y por el repunte de robos en la zona. Más tarde, los Mossos d'Esquadra también reforzaron esta primavera la presencia de patrullas allí, especialmente por las quejas de muchos residentes que habían sufrido los incidentes.

Uno de los últimos asaltos con violencia se dio en abril, cuando se registraron dos robos con violencia, uno en una casa de la partida de Cunillàs el día de la Mona y el otro en Montcada. En este segundo, el propietario sorprendió a los delincuentes y consiguió echarlos, pero estos le lanzaron una botella de vidrio para poder huir y lo hirieron. El modus operandi es el habitual: entran encapuchados y completamente tapados y, muchas veces, no esperan que la casa que tienen en el punto de mira se quede vacía y que los residentes se marchen.