El próximo lunes se cumplen 25 años desde que la Audiencia de Valencia condenase a 170 años de prisión a Miguel Ricart por el triple crimen de Alcàsser, uno de los casos con más repercusión mediática de España. Sin embargo, el caso sigue vivo en el juzgado, que busca evidencias contra Antonio Anglés, el prófugo más buscado implicado en la muerte de las chicas.

La justicia sigue buscando evidencias para localizar a Anglés

La setencia de la Audiencia de Valencia declaró probado que las tres niñas, Míriam, Desireé y Toñi, que tenían 14 y 15 años respectivamente, fueron secuestradas el 13 de noviembre de 1992 por Ricart, Antonio Anglés, que fue identificado pero sigue prófugo de la justicia, y posiblemente alguna persona más. La sentencia de 170 años de prisión fue ratificada en mayo de 1999 por el Tribunal Supremo. Las tres menores fueron violadas y asesinadas en un paraje de Tous (Valencia) conocido como La Romana, donde sus cuerpos fueron descubiertos semanas después, en enero de 1993.

Aunque la investigación judicial sobre estos hechos, de la que es responsable el Juzgado de Instrucción número 6 de Alzira, está completamente agotada, quedan muchas piezas sin resolver, una de ellas dedicada excluvisamente a la localización de Anglés.

Llamadas telefónicas, correos y restos óseos

Después de tantos años, los investigadores continúan realizando diferentes pesquisas para localizarlo en el extranjero, como el análisis de unas llamadas y correos electrónicos que recibió la hermana de Anglés, aunque resultaron infructuosas. La policía también ha analizado restos óseos hallados en las costas de Irlanda, donde se sospecha que pudo llegar el prófugo o, incluso, haber fallecido.

Gracias a las técnicas de análisis modernas que hace 25 años atrás eran impensables, la justicia ha podido reabrir el caso. La reciente personación en la causa de la acusación popular que ejerce la Asociación Laxhsmi para la lucha contra el Crimen ha dado un nuevo impulso para una posible certificación de la presencia de Anglés en el escenario del crimen. 

En los últimos meses ha promovido el análisis de pelos y otros posibles restos forenses en los vehículos de Ricart y Anglés, una búsqueda que resultó infructuosa por el mal estado de estos restos. Además, ha impulsado la búsqueda de ADN en la ropa interior de las tres niñas asesinadas y otros restos encontrados en varios escenarios relacionados con este suceso, como la alfombra en que fueron envueltas tras su violación, tortura y asesinato.

Nuevas técnicas que permiten analizar más pruebas

Así, tras recibir el visto bueno del juzgado instructor, se ha ordenado analizar de nuevo en busca de posibles restos una sábana blanca que cubría un colchón de espuma en la caseta de La Romana, donde supuestamente se retuvo a las niñas durante la noche, varias fibras del forro de un colchón hallado en el mismo lugar, ropa interior de Toñi, las camisetas de Desirée y Miriam, un pedazo de tapizado del Opel Corsa de Miguel Ricart, unas raspaduras tomadas del interior de la citada caseta y de un trozo de madera del mismo lugar, así como de la moqueta en la que se envolvió a las víctimas.

Según el experto en genética y director del Laboratorio de Genética Forense del Instituto de Medicinal Legal de Las Palmas, José Juan Pestano, y el criminólogo y responsable de la asociación Laxshmi, Félix Ríos, las nuevas técnicas de amplificación de ADN actuales pueden permitir encontrar rastros genéticos donde no se obtuvieron en los años 90, cuando se produjo el asesinato.

Algunas de esas muestras dieron positivo entonces, en pruebas orientadoras sobre semen o sangre. Sin embargo, o bien no dieron confirmación en pruebas posteriores o no se practicaron análisis detallados por falta de tiempo, ni se obtuvo ADN, posiblemente por la baja sensibilidad de las pruebas y tecnología de ADN de la época, opinan los especialistas que han instado estas pruebas.

A la espera de los análisis de pelo encontrados

Por otro lado, el Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses, a través de dos de sus laboratorios ubicados en Madrid y Barcelona, analizará muestras de pelos hallados en varios escenarios de este crimen y los comparará con los de siete hombres que fueron considerados en su día sospechosos. Tres de estas personas son hermanos de Antonio Anglés, uno es Miguel Ricart, único condenado por los crímenes, y los otros tres son amigos o conocidos de Anglés, compañeros de delincuencia en algún caso, o relacionados con la venta o el consumo de drogas.

Por ahora, el único condenado por estos hechos es Miguel Ricart. Actualmente tiene 52 años y salió del centro penitenciario de Herrera de la Mancha (Ciudad Real) en noviembre de 2013, tras ver reducida su sentencia de 170 años a 21 años por la suspensión de la denominada doctrina Parot.

¿Dónde puede esconderse Anglés?

Antonio Anglés es uno de los prófugos más buscados. A ojos de la Interpol, es probable que todavía esté vivo. Por este motivo, han actualizado su ficha policial, donde aparecen todos los rasgos y datos del hombre que, en la actualidad, tiene 56 años. 

Según consta en la ficha, Antonio Anglés nació en São Paulo (Brasil) y tiene la nacionalidad española. Gracias a sus tatuajes, podría ser más sencillo identificarlo: en su brazo derecho tiene un tatuaje de un esqueleto con guadañas. En el brazo izquierdo tiene escrita la frase "amor de madre" y un dibujo de una china vestida tradicional y con un parasol en el antebrazo. Otro rasgo identificativo es que tiene un quiste de grasa en la garganta. La última vez que fue visto tenía 26 años y tenía cicatrices en las manos y en la cara de arañazos. Estaba delgado, mide 1,75 metros y tiene los ojos de color azul.