La ciberdelincuencia es, hoy en día, una de las amenazas más graves que existe tanto para los ciudadanos como para las empresas. Todos los países han experimentado un crecimiento exponencial del número de casos donde los estafadores, vía internet y desde cualquier parte del mundo, engañan a sus víctimas para quedarse con sus pertenencias. Es por eso que muchos gobiernos han impuesto medidas muy drásticas que, a veces, pueden generar polémica, como es el caso de Singapur. El país asiático, conocido por la manera firme en que aplica la ley, estudia la posibilidad de introducir la pena de agresión, con una vara, como castigo para aquellas personas condenadas por hacer estafas por internet. En total, un castigo de hasta 24 golpes por todo el cuerpo.
Esta medida, poco usual y que en Catalunya no se podría aplicar, llega como respuesta a una ola de ciberataques que han provocado que sus víctimas tengan numerosas pérdidas económicas de cientos de millones de dólares por culpa del aumento de técnicas, cada vez más sofisticadas, como el phishing, donde se incluyen estafas de inversión y fraudes mediante el uso de la inteligencia artificial (IA). En Singapur la pena de golpear físicamente a los delincuentes hace tiempo que se aplica, sobre todo a aquellas personas acusadas de haber cometido delitos violentos o graves daños a la propiedad. El hecho de aplicarlo a ciberdelincuentes, sin embargo, supondría un precedente en el ámbito mundial.
¿Qué es el phishing?
El phishing es un tipo de ciberestafa donde los delincuentes se hacen pasar por empresas de renombre, ya sean públicas o privadas, como por ejemplo bancos, organizaciones solidarias u organismos públicos. En los mensajes hacen creer a la víctima que existe algún problema y añaden un enlace donde, en teoría, se puede solucionar la incidencia. Al hacer clic, el usuario entra en una página web falsificada, simulando la entidad de la cual los estafadores están suplantando la identidad y piden todos los datos personales y bancarios. Una vez tienen la información los ciberdelincuentes se dedican a vaciar la cuenta corriente de la víctima y quedarse con todos sus ahorros.