Si vamos de vacaciones es muy posible que escojamos pasar unos días en un hotel. Si bien últimamente se han puesto de moda otras opciones, como alquilar apartamentos a través de plataformas como Airbnb —lo que también puede comportar algunos problemas— la opción de ir a un hotel sigue siendo una de las preferidas a causa de la comodidad. Si bien un apartamento te da más libertad, en un hotel te hacen todo el trabajo y tú puedes dedicarte a descansar. Eso sí, estar de vacaciones no quiere decir bajar la guardia, y tenemos que ir con pies de plomo incluso cuando reservamos una habitación en un hotel, ya que podríamos acabar siendo víctimas de una suplantación de identidad.

Hay un gesto muy común que a menudo tenemos que hacer al llegar a un hotel y que realmente es ilegal, ya que comporta muchos peligros. No es extraño que nos hagan un check-in cuando entramos en la recepción y pedimos las llaves de la habitación que hayamos reservado, y, a menudo, en este momento, nos piden el DNI para apuntarse los datos o hacer una fotocopia, lo que va en contra de la ley de protección de datos. No tenemos que permitir que nos escaneen el DNI o que guarden la información que el documento revela, ya que con estos datos podrían llegar a hacer trámites en nuestro nombre o suplantarnos la identidad de varias maneras.

Ceder datos, pero los justos

Es cierto que tenemos que dar algunos datos en el hotel para que tengan la información necesaria de sus clientes, pero, como dicen los expertos, solo se tiene que dar el mínimo número de datos necesarios para poder satisfacer estas necesidades, pero no hay que ceder nuestros DNI, ya que supone un riesgo muy grande y una vulneración de nuestros derechos. Aun así, muchas veces los hoteles no aceptan un no por respuesta, y nos pueden poner trabas y decir que, si no damos nuestros datos, no podemos alojarnos en el edificio.