Estamos acostumbrados a todo tipo de estafas digitales, desde mensajes del banco falsos hasta llamadas internacionales, pero nadie se esperaba que las protagonistas de una estafa fueran las vacas. Puede parecer una broma, pero en Uruguay, el país con más vacas del mundo, con tres vacas por cada diez habitantes, no causa nada de gracia. Todo empezó el año 1999, cuando una empresa llamada Conexión Ganadera planteó una forma revolucionaria de ganar dinero: la inversión en vacas.
El sistema era sencillo, cualquier persona podía invertir dinero y Conexión Ganadera se comprometía a comprar el equivalente de la inversión en vacas y las iría engordando. El inversor recibía un porcentaje de rentabilidad, al inicio era un 20%, y actualmente oscilaba entre el 7% y el 11%. Cuando acababa el periodo, se vendía la vaca por un precio muy superior al invertido, lo que permitía a la empresa poder pagar los costes del modelo de negocio e, incluso, llevarse un beneficio. Durante 25 años, todo el mundo quedó satisfecho con esta iniciativa, pero este año la empresa ya no podía financiar los costes y se ha descubierto que todas aquellas vacas uruguayas nunca existieron.
Este 2025, la empresa confesó que no podría pagar los 400 millones de dólares americanos que correspondían, ya que solo tenía 150. La empresa había empezado con un objetivo legítimo, pero a partir de cierto punto ya no era solvente y pagaban los beneficios de unos inversores con los pagos que hacían los otros, es decir, se convirtieron en un sistema de Ponzi. Uno de los principales inversores había abandonado la iniciativa, causando una pérdida de 100 millones, lo que hizo evidente para sus directores que el negocio ya no aguantaba. Uno de los promotores, al ser consciente de lo que le esperaba cuando se hiciera público el desastre, cogió su coche y se estrelló contra un árbol a más de 200 km/h, poniendo fin a su vida. Después de eso, los otros implicados alegaban que Basso, quien se había suicidado, era el único que sabía que aquello no era un negocio legítimo, sino una estafa.
Cuando se reveló la estafa, la sociedad de Uruguay quedó trastornada. Después de más de dos décadas, se tenía una confianza ciega en el negocio y, por sospechoso que fuera que criando vacas se pudieran generar tanto dinero, la gente ya no se lo cuestionaba, al fin y al cabo, tenían veinte años de evidencia que el dinero acababa llegando. La investigación posterior descubrió que más de un 70% de los clientes ni siquiera tenían su representación en vacas y que el dinero se iba moviendo por más de 30 empresas satélite.
El gran peligro de los esquemas Ponzi
Los esquemas Ponzi se han convertido en una de las estafas más comunes de nuestro día a día. También conocida como estafa piramidal, esta forma de ganar dinero es muy sencilla, motivo por el cual funciona tan bien. El planteamiento es el siguiente: alguien contacta contigo sobre una idea multimillonaria y, si quieres formar parte y hacerte rico, solo tienes que hacer dos cosas, pagar una pequeña suma para entrar y conseguir que se apunten más personas, que también harán su aportación e involucrarán a más personas, y así indefinidamente. Los esquemas Ponzi raramente generan beneficio porque sea una buena idea, sino que el dinero proviene de los nuevos miembros.
Imaginamos unas acciones de la bolsa: el primero compra a un precio muy bajo, entonces convence a dos personas de que aquellas acciones subirán de valor y que las compren. Estos dos nuevos individuos lo hacen e involucran a 4 más, y así sucesivamente. El valor de las acciones irá creciendo a medida que entre gente a la estafa, creando el efecto que realmente es una buena idea, pero finalmente llega el momento en que se hunde. Cuando consideran que ya se ha hinchado lo suficiente el precio, el primero de la lista vende sus acciones, después lo hacen sus amigos, después los amigos de los amigos... Los primeros al vender, que también fueron los primeros al comprar, tienen unos beneficios enormes, unos ingresos que realmente pagan los de más abajo de la pirámide.
Los últimos en haber comprado han pagado un precio astronómico, pero como también son los últimos al vender, cuando llega su turno, la acción ya no tiene casi ningún valor. Mientras que los primeros hacen una inversión mínima y sacan un rendimiento enorme, los últimos se arriesgan comprando a precios muy altos y pierden todo su dinero. Por eso es muy importante, si nos comentan que hay una gran oportunidad de inversión, tirar del hilo y averiguar cómo se ha enterado la persona de que nos avisa, ya que quizás nos encontramos en la parte más baja de una estafa que nos dejará los bolsillos vacíos.