Las estafas no dejan de evolucionar, y aunque aprendamos como hacerles frente, al final siempre acaban apareciendo nuevas que no nos esperamos. Estamos tan acostumbrados a que las estafas se modernicen que a veces nos olvidamos de que las versiones antiguas siguen siendo funcionales. Eso es el que ha pasado en Huesca, en Aragón, donde muchas personas han perdido sus ahorros después de picar en uno de los trucos más antiguos y clásicos de los ladrones, las estafas piramidales, también conocidos como esquemas Ponzi.

Se popularizó en el municipio una empresa sospechosa que afirmaba que podía multiplicar el dinero de sus inversores de forma muy superior al resto de ofertas, ya que, según decían los propietarios, tenían una inteligencia artificial que calculaba los mejores momentos para comprar y vender y podía maximizar los beneficios de cualquier persona en un tiempo récord. Mucha gente empezó a invertir y, como acostumbra a pasar en estos casos, los inversos recibieron algunos pequeños pagos en forma de beneficio, que los motivó a poner más dinero al sistema y convenció sus amigos y familiares de que invertir era una gran idea y que todos podrían ser millonarios.

Desaparece con todo el dinero

El problema vino después, cuando el engaño generó suficiente dinero y los estafadores decidieron que ya tenían bastante. De un día para el otro, dejó de ser posible retirar el dinero de la estafa, y si se quería hacer, se tenía que pagar a sus propietarios una "tarifa de retirada" de 500 euros, un pago, sin embargo, que no desbloqueaba ninguna opción, sino que simplemente te hacía perder todavía más dinero. Poco después, cuando empezaron las quejas, la empresa propietaria, con un dominio web proveniente de Hong Kong, desapareció sin dejar rastro, quedándose con todo el dinero y sin dar ningún tipo de explicación, dejando con un palmo de narices y sin un euro en el bolsillo a todos sus inversores.