Hay un montón de estrategias para evitar que nos roben dinero y datos. Muchas de ellas implican simplemente previsión y cuidado, no hacer clic en un enlace fraudulento, no devolver llamadas a números sospechosos, vigilar mucho con los SMS que se hacen pasar por otras personas... Otros métodos son más sencillos, como ponernos un antivirus en nuestro dispositivo para añadir una capa extra de seguridad al aparato. Resulta, sin embargo, que hay otro truco que podemos utilizar que es increíblemente sencillo y, aun así, funciona de maravilla: reiniciar el teléfono.
Aunque pueda sonar absurdo, es cierto. Una acción tan simple como apagar el móvil para volverlo a encender después, al día siguiente o cuando sea puede servir para mejorar nuestra protección o, para ser más específicos, para echar a cualquier intruso al interrumpir la conexión. Por sencillo que sea el gesto, puede servir para cortar el vínculo entre nuestro teléfono y el dispositivo que utilice el ladrón para robarnos, y si quiere seguir con el delito una vez lo volvemos a encender, tendría que volvernos a infectar el aparato, una estrategia muy poco eficiente para el ciberdelincuente. Cuando apagamos y volvemos a encender el móvil, hemos cerrado las puertas de acceso y, en algunos de los casos, hemos conseguido impedir, quizás sin saberlo, que nos roben.
Dejar descansar el aparato
Además, no solo impide que nos roben el dinero, sino que también puede ser útil para dejar descansar el teléfono y permitir que pueda reparar algunos errores o problemas de rendimiento que ocurren cuando se deja el móvil encendido durante demasiado tiempo. Los expertos recomiendan reiniciarlo como mínimo una vez por semana y actualizarlo siempre que nos indique que hay una nueva actualización disponible, ya que la nueva versión puede traer mejoras de seguridad, e ignorarlas puede dejar expuesta nuestra información personal. Por lo tanto, teniendo en cuenta que un acto tan sencillo puede salvarnos de robos, estafas y suplantaciones de identidad, no cuesta nada apagar un rato el teléfono, al menos, una vez por semana.