Puede ser alguna vez has deseado tener un pueblo entero que fuera de tu propiedad. Aunque pudiera parecer un deseo irreal que nunca se podría conseguir, la realidad es que se hubiera podido cumplir si hubieras tenido 260.000 euros en tu bolsillo. Esta es la cantidad por la cual se ha vendido el pueblo de Salto de Castro, en la provincia de Zamora. Esta pequeña localidad se vendía en su totalidad a través del portal Idealista, pero ya ha encontrado comprador.

Salto de Castro se construyó para albergar a los trabajadores que en su momento construyeron la presa de Castro. El traslado de los empleados y del cuartel hizo que quedara completamente abandonado el año 1989. Al principio de la década de los 2000, una familia le compró el pueblo a Iberdrola, la propietaria de la presa y también del municipio. Su intención era convertirlo en un destino turístico, pero la crisis económica del 2008 los truncó los planes que tenían de construir un hotel.

Salto de Castro se ha acabado vendiendo por 260.000 euros

En su momento, Salto de Castro llegó a tener un valor económico de 6,5 millones de euros, una cifra mucho más elevada de lo que se ha acabado pagando para comprarlo. El abandono de los edificios ha hecho que muchos de ellos hayan acabado destrozados y los propietarios solo han podido conseguir 260.000 euros. Mientras ha estado en venta, se han llegado a recibir unas 400 ofertas de compra procedentes de países como Rusia, Bélgica, Francia o el Reino Unido.

El pueblo se encuentra a poco más de una hora en coche de la ciudad de Zamora a través de la carretera N-122 y también tiene muy buena conexión con Portugal, ya que se encuentra a solo pocos kilómetros. La pequeña localidad cuenta con 44 viviendas, cinco de los cuales independientes. También tiene un bar, una iglesia, una escuela con varias aulas, un antiguo cuartel de la Guardia Civil, una piscina, zonas deportivas y un pequeño edificio que tenía que ser un hotel y estaba previsto que dispusiera de 14 habitaciones, comedor y lavandería. Su propietario lo ha acabado vendiendo porque era "un urbanita" y no se podía hacer cargo de la herencia.