Un vecino de Lleida de 43 años ha perdido la vida este sábado mientras hacía submarinismo en Roses (Girona). El trágico accidente tuvo lugar en torno a la una del mediodía, cuando los servicios de emergencias recibieron una llamada desde un barco que alertaba de que una de las personas del grupo de submarinistas había subido demasiado rápido a la superficie y se encontraba muy mal. Hasta las coordenadas facilitadas, a unos 200 metros de la costa, se desplazaron Guardia Civil, Salvamento Marítimo, Bombers de la Generalitat y sanitarios del Sistema d'Emergències Mèdiques (SEM), que activaron tanto una ambulancia como el helicóptero medicalizado.
Al llegar, el hombre todavía estaba con vida, pero su estado era crítico y solo empeoraba. A pesar de todos los esfuerzos de los facultativos sanitarios por estabilizarlo, la víctima acabó entrando en parada cardiorrespiratoria. Durante media hora, los paramédicos intentaron recuperarlo haciendo maniobras de reanimación, pero todo fue en vano, y el hombre murió por una embolia gaseosa provocada por una mala descompresión cuando subía a la superficie.
Investigan qué hizo que ascendiera tan rápidamente
La Guardia Civil, que es el cuerpo policial que tiene la competencia en sucesos que ocurren en el mar, ha asumido la investigación de los hechos, que consideran accidentales. No obstante, tienen que determinar qué causó que el hombre ascendiera de manera tan rápida, sabiendo que estaba poniendo en peligro su vida al no hacer correctamente la descompresión. Los compañeros de la víctima han apuntado a que podría tratarse de un problema con el equipamiento, según el Diari de Girona; es posible que haya tenido dificultades a la hora de respirar, y eso haya provocado que decidiera salir a la superficie lo antes posible.
El hombre quedó flotando entre las olas, y fueron los efectivos de los Bombers quienes lo sacaron del agua. Todavía respiraba, pero no pudo superar el síndrome de descompresión, haciendo que la salida acabara de manera trágica. Desde la Guardia Civil han aclarado que la víctima llevaba su propio equipamiento y no se trataba de una inmersión organizada por ninguna empresa.