Un alpinista de 58 años ha muerto este sábado después de despeñarse por un precipicio de unos 200 metros en los Pirineos aragoneses. El difunto es un vecino de Barcelona que estaba haciendo montañismo por la cara norte del Pico de Aspe, en el municipio de Aísa, en Huesca. El hombre hacía la ruta acompañado de un amigo, de 57 años, también de Barcelona, que fue la persona que avisó a los servicios de emergencias del accidente cuando pasaban diez minutos de las cinco de la tarde.
La Sala de Emergencias 112 SOS Aragón activó inmediatamente el Grupo de Rescate Especial de Intervención en la Montaña (GREIM) de la Guardia Civil. El dispositivo se desplazó hasta el Pico de Aspe, una cumbre que llega a los 2645 metros de altitud, con un helicóptero medicalizado de la unidad aérea de Jaca. Sobrevolaron la zona y localizaron el cuerpo del alpinista caído, que había impactado contra unas rocas. Al realizar el descenso para evacuarlo, el hombre ya estaba muerto.
No pudieron hacer nada para salvarle la vida
El alpinista, en circunstancias que no han trascendido, perdió pie mientras hacía la vía Norte Clásica del Pico de Aspe y se precipitó unos 200 metros antes de impactar con unas piedras. Aunque el compañero alertó inmediatamente a emergencias, los sanitarios ya no pudieron hacer más que declarar su muerte.
La Guardia Civil evacuó el cuerpo al Helipuerto de Jaca, donde esperaban los servicios funerarios para poder trasladarlo al Instituto de Medicina Legal de Huesca para hacerle la autopsia. Al compañero de la víctima, que resultó ileso, lo trasladaron a la estación de Candanchú, donde se alojaban durante el fin de semana y desde donde habían salido aquella mañana para hacer la ruta. A estas alturas, la Guardia Civil ya ha contactado con la familia del alpinista barcelonés muerto en este trágico accidente en el Pirineo aragonés.