Los trabajadores de un supermercado de Fuente Vaqueros (Granada) no pueden más. Solo en enero han sufrido ochenta robos cometidos, presuntamente, por los miembros de la misma familia. El último año ya habían interpuesto 400 denuncias por hurto y amenazas, y calculan que, con todo, han tenido unas pérdidas de 47.000 euros. Se sienten frustrados y desamparados y, si el ayuntamiento no les proporciona más vigilancia, seguramente tendrán que cerrar la tienda.

Impotents ante los robos

A pesar de contar con cámaras de videovigilancia que han grabado todos los robos, y haber denunciado en centenares de ocasiones a los ladrones, estos parecen no darse por vencidos, y vuelven cada pocos días para hacerse con todo lo que pueden. Según el diario Ideal, los trabajadores del establecimiento acuden al trabajo con miedo, porque cualquier día les puede tocar ser víctimas de los hurtos, y los propietarios están considerando seriamente cerrar la tienda definitivamente para trasladarse a otra localidad.

No solo los trabajadores del super están indignados. También los vecinos han expresado su consternación ante los hechos, ya que, si la tienda cierra, tendrán que desplazarse a otro, más alejado, para poder hacer sus compras semanales. Aunque hasta el momento las denuncias no han dado ningún resultado, desde el ayuntamiento han anunciado que activarán un dispositivo policial en los alrededores del local con el fin de evitar los robos y poder atrapar a los perpetradores.

Una sola familia con el mismo 'modus operandi'

Las investigaciones policiales que se han hecho hasta el momento apuntan que los ladrones son todos miembros de una misma familia de siete personas que van alternándose para cometer los robos. Según lo que se puede ver en las cámaras de seguridad, siempre actúan de la misma forma.

Así, cogen productos de los estantes aprovechando que están pasando otros clientes para que los trabajadores no los pillen, y esconden el botín entre su ropa. Otra técnica es coger dinero directamente de la caja registradora mientras la empleada está distraída cobrando a otro cliente. Incluso los más pequeños de la familia ayudan en los hurtos, cogiendo varios artículos y escondiéndolos en los bolsillos.