El vigilante de una finca de caza del Pla de Santa Maria, en el Alt Camp (Tarragona), se llevó un gran susto el pasado jueves por la mañana cuando, mientras llevaba a cabo sus tareas cotidianas, encontró, escondidas dentro de una cabaña de piedra, casi un centenar de granadas de mano de la época de la Guerra Civil. De las 92 piezas que se descubrieron, 12 estaban enteras y todavía llevaban la espoleta que sirve para hacerlas detonar. Según ha podido saber ElCaso.com, estos artefactos explosivos habían sido fabricados por la Confederación Nacional del Trabajo - Federación Anarquista Ibérica (CNT-FAI).
El hombre avisó inmediatamente a los servicios de emergencias que pasaron el parte a los Mossos d'Esquadra y se activó el TEDAX-NRBQ, la unidad especialista en desactivación de artefactos explosivos de la policía catalana. La operación para sacar las granadas y de neutralizarlas se llevó a cabo con el apoyo de los agentes de la Unidad de Seguridad Ciudadana (USC) de la comisaría de Valls que se encargaron de asegurar el lugar, en el margen de una zona rural.
Un explosivo de hace décadas todavía podría explotar
Desde los Mossos d'Esquadra recuerdan que, en caso de encontrar algún artefacto explosivo, nunca se tienen que manipular y se tiene que avisar a los servicios de emergencias. Las granadas -en este caso, pero siempre se puede extrapolar el ejemplo a cualquier explosivo- tenían un aspecto muy viejo que podría dar una falsa sensación de seguridad de que ya no funcionan y, pasados tantos años, ya no detonarán. No obstante, el aspecto exterior no garantiza que el mecanismo interno no esté en perfectas condiciones, haciendo que el riesgo de una explosión accidental siempre esté.
Los profesionales del TEDAX recogen cada año centenares de instrumentos de este tipo que no han explotado y que fueron abandonados durante la Guerra Civil en viviendas confiscadas, búnkeres, playas o cabañas de bosques o campos de cultivo, como en este caso.