La Fiscalía de Tailandia ha informado este martes al titular del juzgado de lo penal número 16 de Madrid de que Daniel Sancho no podrá conectarse en videoconferencia el próximo 7 de noviembre a la hora señalada para declarar en la causa que tiene abierta desde el 2021 por un delito de lesiones. Y es que Sancho, años antes de asesinar al cirujano colombiano Edwin Arrieta, agredió a un hombre, el 9 de noviembre del 2019, después de saltarse la cola para coger un taxi en la capital española. La víctima le recriminó esta acción y Sancho, presuntamente, le propinó un puñetazo que le rompió uno de los dientes.
Por estos hechos, la Fiscalía de Madrid solicitó para el hijo de Rodolfo Sancho una pena de un año en prisión, además del pago de la responsabilidad civil derivada de la agresión. La vista tenía que celebrarse el martes de la próxima semana a las nueve de la mañana. Ahora, por razones que no han trascendido, desde Tailandia han comunicado a Madrid que Sancho, que está en prisión preventiva desde el 7 de agosto por la muerte y descuartizamiento de Edwin Arrieta, no podrá asistir virtualmente al juicio, que ha quedado suspendido hasta nueva orden.
Acusado de asesinato premeditado
La Fiscalía de Samui, en el sur del país, decidió finalmente que sí que hubo premeditación en el crimen del colombiano Edwin Arrieta. Después de que los abogados españoles de Sancho intentaran tumbar la acusación que aseguraba que su cliente había planificado el asesinato, el escrito final de la Fiscalía concluyó que, efectivamente, Daniel Sancho se enfrentaría a los cargos de asesinato con premeditación y ocultación de cadáver, por haber matado durante una discusión al cirujano para después descuartizarlo y tirar sus restos en un vertedero de la isla de Koh Phangan a principios del agosto pasado.
Sancho confesó el crimen, que según él cometió porque era la única salida que veía a una relación que el colombiano le habría impuesto a base de amenazas y extorsiones. El mismo día que declaró ante la policía tailandesa, ingresó en la prisión de la vecina isla de Koh Samui, donde continúa a la espera de que empiece el juicio contra él. El destino de Sancho está en manos de la justicia de Tailandia, un país donde la pena de muerte todavía está vigente y que puede aplicarse en varios delitos, entre ellos, el asesinato.