Desde el año 2019 es delito huir del lugar de un accidente de tráfico si este ha causado un muerto o un herido grave. Y, aunque parezca extraño, ocurre más a menudo de lo que imaginamos. Es por eso que los Mossos d'Esquadra de la División de Tráfico tienen un grupo especial dedicado a investigar estos delitos y localizar a los conductores que, tras provocar un accidente, lo abandonan. Responder de posibles responsabilidades por el accidente obliga a quien lo ha protagonizado a permanecer en el lugar de los hechos hasta la llegada de la policía y los servicios médicos, pero no siempre todo el mundo se queda. No tener que estar en ese lugar en ese momento, tener miedo de dar positivo en la prueba de alcohol o drogas o temer las consecuencias del accidente son algunos motivos que hacen que algunos conductores abandonen la carretera y traten de escapar del lugar del accidente, a veces incluso sin avisar del siniestro –incurriendo, también, en otro delito, que sería la omisión del deber de socorro–, pero siempre se cometen errores.

Son los especialistas del Grupo de Investigación de Documentos (GRD) de los Mossos d'Esquadra quienes se encargan de reconstruir los accidentes para recomponer todas las piezas del rompecabezas que es un siniestro de tráfico, identificar el vehículo implicado que ha escapado y localizar, y detener, al conductor que se ha esfumado. Esta investigación, que necesita mucha celeridad y debe realizarse pocas horas después del accidente, es clave para seguir con todo el procedimiento de estos accidentes graves, con víctimas mortales o heridos de consideración. Todos los detalles que se pueden recoger de la zona del accidente pueden ser necesarios para retroceder la moviola y hacer una autopsia del accidente. Las piezas de los vehículos que aparecen en la carretera, las cámaras de seguridad, posibles testigos y otros secretos que nos cuentan los especialistas del GRD de la región metropolitana Norte en ElCaso.com en este reportaje sirven para identificar a los conductores que se pueden enfrentar a una pena de prisión de seis meses a cuatro años.

Un retrovisor y una llamada al 112, claves para identificar al conductor

Un caso real contado por primera vez. El 7 de diciembre de 2020, a primera hora de la noche, se descubrió el cadáver de un hombre en el punto kilométrico 677,4 de la Nacional II entre Palafolls y Tordera, en la comarca del Maresme. Estaba en el arcén, tenía un golpe en la cabeza, y estaba muerto. El aviso se había recibido al 112 por varias llamadas de diferentes personas que habían visto el cuerpo del hombre. Los agentes de los Mossos de Tránsito acudieron al lugar y confirmaron la información que había llegado por el teléfono de emergencias, pero faltaba una parte. Ninguno de los coches que se habían detenido en el lugar del accidente era el que había impactado contra el hombre. Era necesario activar este grupo especial de investigadores y preservar el escenario del accidente. Todos los detalles, frenadas, restos de coche... todo podía ser clave para aclarar qué había pasado.

El cabo Chus, al frente de este grupo, uno de los investigadores con más experiencia en este tipo de accidentes con vehículo fugado, se acercó al lugar del siniestro. El fragmento de un retrovisor que encontró en el suelo en el lugar del accidente ya le permitió, allí mismo, saber que el vehículo implicado era una furgoneta. Aunque aún había miles y seguía siendo buscar una aguja en un pajar, la reducción de foco permite a los investigadores buscar nuevas piezas de este rompecabezas con una idea de qué vehículo buscan. Solicitaron revisar las cámaras de seguridad de la zona, pero sin suerte. El hombre muerto, cuando pudo ser identificado, se supo que había sido detenido hacía poco, y que cuando faltaban pocos minutos para las nueve de la noche, había sido liberado de la comisaría. El aviso era de antes de las once de la noche. Una nueva pieza. El accidente se registró entre la hora en que salió de la comisaría y la hora en que los testigos llamaron al 112.

Los investigadores sabían qué vehículo buscaban y la hora del accidente. Y aquí entra la experiencia de los investigadores. El cabo explica a ElCaso.com que siempre, siempre, revisan las llamadas al 112. Es habitual que las personas que provocan el accidente, aunque no quieran quedarse en el lugar de los hechos, por las razones que sean, sí sientan la necesidad de avisar para intentar ayudar a la víctima. Los investigadores de los Mossos siempre revisan esas llamadas y cruzan los datos con la información que tienen de los ciudadanos que dan el aviso. En este caso, no fue necesario revisar muchas. El primero que llamó tenía a su nombre una furgoneta blanca, Renault Transit, el mismo vehículo que el cabo había identificado del retrovisor encontrado en el lugar de los hechos. ¿Sorprende? No a los investigadores. Sonríe burlón el cabo. "Es más habitual de lo que parece", apunta.

¿Y ahora qué? Era necesario atar todo. El cabo no lo oculta. Aunque no tenía dudas, aún no tenía ninguna prueba. Pero no trabajan con delincuentes –aunque huir del lugar de un accidente es un delito grave–, quienes lo hacen, normalmente, son personas que, superadas por el miedo a las consecuencias o para evitar tener que dar explicaciones, eligen la peor opción posible y se marchan del lugar de los hechos, pero no son –eran– delincuentes. El jefe del GRD llamó al hombre que había sido el primero en llamar al 112 y que tenía una furgoneta exacta a la que había provocado el accidente. "Hola, llamo de los Mossos d'Esquadra". El cabo le preguntó si había sido él. Dijo que no, pero solo por cómo contestó ya miró a su compañero y le indicó con gestos que lo tenían. El cabo le dijo que sabía que había sido él, lanzó un farol, reconoce, pero ganó la mano entera. El conductor se hundió y lo confirmó.

En poco tiempo, el cabo y su compañero se presentaron en un almacén donde encontraron al conductor y la furgoneta. No había tenido tiempo de reparar el impacto, en la parte delantera, ni de sustituir el retrovisor dañado en el accidente. El cristal tenía la marca de la cabeza del hombre muerto. Todo cuadraba. Aceptó los hechos y fue detenido. Ante el juez, aceptó haber estado implicado en el accidente y, en pocas semanas, el caso llegará a juicio. En ese momento, explicó que no debía estar en ese lugar en ese momento; haberse detenido le habría causado problemas en casa si tenía que explicar a su pareja qué hacía allí y no estaba trabajando, y optó por escapar, pero cometió varios errores –además de huir. Si se hubiera quedado, sin embargo, no habría tenido tantos problemas como ahora. El hombre que había muerto, que había sido detenido hacía poco por haber insultado a agentes de policía, cruzó la carretera por una zona sin visibilidad y ya de noche; el acusado de haber abandonado el lugar del accidente no tuvo ninguna responsabilidad en el siniestro mortal, pero ahora tendrá que pagar por haber huido.

Todos los conductores pueden ser identificados

Casi el 100% de los accidentes graves con víctimas mortales o heridos de consideración que investigan los agentes del GRD por el abandono del lugar de los hechos por parte de los conductores que provocan el siniestro se resuelven identificando y entregando al juez al acusado. Los que han terminado en accidente mortal, todos. Se trata de un delito que solo puede cometer el conductor que es responsable del accidente, y es delito igualmente si escapas con el mismo coche, a pie o pides a alguien que te aleje del lugar del accidente –el conductor que te ayuda a escapar podría llegar a ser considerado cooperador, también, en el delito. Algunos casos son más complicados, pero hay pocos que se resistan a estos investigadores que parecen enciclopedias de vehículos. Con una pieza de menos de 2 centímetros cuadrados podrían llegar a saber de qué coche es. Una información que forma parte de un cubo de Rubik que, con su resolución, permite identificar –y detener– al conductor en un accidente. El cabo se prepara para jubilarse después de años de servicio. Agentes más jóvenes han entrado en el grupo y tienen algunos meses para empaparse de esta experiencia que, con una tranquilidad y una seguridad de hierro, narra. ¿Algún caso que te despierte por la noche, que no hayas podido resolver? El cabo, sin perder la misma sonrisa burlona de antes, mueve la cabeza de lado a lado evidenciando el "no".

Más tareas del GRD de los Mossos d'Esquadra

El Grupo de Investigación de Documentos (GRD) del Área Regional de Tráfico de los Mossos d'Esquadra de la región Metropolitana Norte, como el resto de GRD de todo el país, tiene el encargo de realizar estas investigaciones como la de Tordera-Palafolls de 2020, pero también se encargan de la detección de documentación falsa, sea de conductores –permisos de conducir extranjeros, por ejemplo– y de los vehículos –permisos de circulación, ITV, etc. Hace pocos días pudieron identificar a un conductor en Sabadell que tuvo un accidente con un motorista y lo dejó herido grave. Un trozo de retrovisor fue clave para localizar al conductor, que aceptó los hechos, y poderlo detener.

El actual jefe del GRD de la región Metropolitana Norte, también hace pocas semanas, pudo identificar a un grupo de ocho vehículos que habían participado en una celebración de una boda musulmana realizando conducción temeraria por la C-32, a la altura de Mataró. Tras horas y horas visualizando las imágenes de unos vídeos publicados en las redes sociales permitieron identificar ocho conductores que, supuestamente, habían participado en este peligroso acto. El GRD también tiene en marcha una investigación para encontrar a un motorista que participó en una pelea con un conductor que, tras caer al suelo, terminó muriendo en el hospital, tal como avanzó ElCaso.com. El sábado 14 de septiembre, entre las siete de la tarde y las siete y veinte, una discusión de tráfico en la avenida del Vallès, en Terrassa, dejó a un hombre herido grave. Los Mossos del GRD lo buscan para aclarar los hechos.