El pasado miércoles los Mossos d'Esquadra desmantelaban un narcobloque situado en la calle Riu Anoia, en el barrio de Sant Cosme del Prat de Llobregat (Baix Llobregat). En el edificio encontraron dieciséis pisos con la luz pinchada que escondían más de una docena de plantaciones de marihuana. La operación se saldó con seis detenciones, pero los dos clanes afectados por la redada no lo dejaron correr. Al día siguiente por la noche, un grupo de 30 personas se acercó hasta la comisaría de los Mossos ubicada en la avenida del Onze de Setembre, y lanzaron piedras y quemaron contenedores hasta casi las cinco de la madrugada. El asalto quedó sofocado, pero estos individuos han vuelto a provocar disturbios durante la madrugada de este domingo, como venganza por haber desmontado sus plantaciones.
Han dejado parte del barrio a oscuras
Según ha podido saber ElCaso.com, a las tres menos cuarto de la madrugada de este domingo, han vuelto los actos vandálicos, y de manera más organizada que antes. Poco antes de las tres, las farolas de la calle del Riu Llobregat se apagaron de golpe. Era la señal que los delincuentes esperaban para reanudar sus protestas, escondidos por la oscuridad. Su enfado ya no iba dirigido solo a los agentes del orden público; durante los momentos en que las luces estaban desconectadas, varias personas tiraron piedras contra los coches que pasaban por la carretera B-20, y prendían fuego a contenedores y vehículos estacionados por el barrio.
La brigada municipal del Prat de Llobregat reactivó la iluminación de la calle en dos ocasiones, hasta que, hacia las cuatro y media de la madrugada, consiguieron dispersar a los vándalos. Casi todas las personas que han participado en estas protestas están identificadas por los Mossos d'Esquadra, pero a estas alturas no consta ninguna detención, aunque la policía catalana ha abierto una investigación para poder localizar y, finalmente, arrestar a los individuos responsables de estos disturbios. La noche ha acabado con tres vehículos calcinados por completo, pero, afortunadamente, no se ha tenido que lamentar ningún herido.