Los Mossos d'Esquadra han hecho este lunes la segunda fase de una investigación contra el tráfico de marihuana que había arrancado hacía meses y que permitió intervenir, en el barrio de la Patà de Constantí, en Tarragona, unas 7.000 plantas, la mayoría, en el inicio de su crecimiento. En estas plantas hay que sumar las plantas, unas 2.000, que se intervinieron en la primera fase de esta investigación que ha llevado la Unidad de Investigación de la comisaría de Tarragona y que se ha focalizado en este barrio de casas ocupadas de Constantí, uno de los lugares más peligrosos del Camp de Tarragona, una no-go zone de manual.
Con equipos de orden público ARRO, los agentes de investigación asaltaron diversas de estas casas ocupas y encontraron cultivos en marcha, con agua y electricidad, con un sistema muy elaborado, que permitía a los jardineros y responsables de la plantación no tener que ir de manera recurrente. Si bien en la primera fase de la explotación de la investigación no se pudieron hacer detenidos, esta vez sí que los Mossos d'Esquadra han podido arrestar a cuatro personas, cuatro hombres: uno de nacionalidad albanesa, uno de nacionalidad marroquí y dos de nacionalidad española.
En las entradas y registros de este bautizado como caso Rusc, los Mossos encontraron también dinero en efectivo, herramientas para pesar la droga y se pudo intervenir gran cantidad de material por el cultivo de marihuana. Sacar de circulación estos aparatos (compresores, luces, etc.) dificulta a los detenidos, si quedan en libertad, que puedan remontar estas plantaciones que estaban a pleno rendimiento con una capacidad, tal como pudo comprobar la policía catalana, de 8.000 plantas de marihuana.
El peligroso negocio de la marihuana
Hace mucho tiempo que los Mossos han perdido el control de la marihuana. Aunque se hacen operaciones casi cada día, es imposible controlar todas las plantaciones activas que hay en el país, ya sea por toda la gran zona rural y forestal o bien en naves ocupadas o abandonadas. La policía trabaja desde hace años en un plan específico, sobre todo, para evitar que el negocio de la marihuana, muy rentable y por lo tanto goloso para las bandas organizadas, siga, y nunca mejor dicho, arraigando en nuestra casa. La derivada de este negocio es la violencia.
Sin ir más lejos, este fin de semana en Girona un hombre de nacionalidad albanesa apareció muerto delante del hospital Trueta y acabó muriendo. La policía sospecha que la agresión que sufrió puede estar relacionada con el tráfico de marihuana.